Carta 52

Querida Claudia:

Yo siento que todo lo que he leído me ha servido. Leer un libro es recorrer un camino. Hay caminos atractivos, caminos aburridos, caminos fáciles y caminos tortuosos. Hay caminos que conducen a lugares hermosos y caminos que no conducen a ninguna parte.

Leer un libro es penetrar en otro mundo. Hay mundos nuevos y diferentes, llenos de cosas originales y fascinantes esperando ser descubiertos y también mundos repetidos y mediocres donde todo es igual, parejo y sin matices. Hay mundos para visitar una sola vez y otros adonde siempre queremos retornar.

Leer un libro es como conocer a otra persona. Hay personas que me atraen desde el primer momento, que ya desde el mínimo contacto me atrapan y cautivan. Hay personas que parecen insulsas y sin valores, hasta que me adentro más en ellas y comienzo a disfrutarlas. Hay personas simples y transparentes y también hay personas retorcidas, complicadas y elitistas. Hay personas cuyo solo contacto me enriquece y hay otras que pueden aportarme en verdad poca cosa. Felizmente, también hay personas tan trascendentes como para modificar mi vida.

Si yo tuviera que mencionar los libros que cambiaron mi vida, esa lista sería más o menos así:

La libertad primera y última, de J. Krishnamurti.

El libro del Ello, de G. Groddeck.

Palabras a mí mismo, de H. Pratter.

Dentro y fuera del tarro de basura, de F. Perls.

El Principito, de A. Saint-Exupéry.

No empujes el río, de B. Stevens.

El viejo y el mar, de E. Hemingway.

El enfoque gestáltico, de F. Perls.

Un mundo feliz, de A. Huxley.

Qué dice Ud. después de decir Hola, de E. Berne.

Vivir, amar y aprender, de L. Buscaglia.

Demián, de H. Hesse.

El proceso de convertirse en persona, de C. Rogers.

El proceso creativo, de J. Zinker.

Rebelión en la granja, de G. Orwell.

Las enseñanzas de Don Juan, de C. Castaneda.

Juegos que juega la gente, de E. Berne.

Tener o Ser, de E. Fromm Voces, de A. Porchia.

La casa redonda, de A. Stalli.

Sueños y Existencia, de F. Perls.

Todos somos uno, de W. Schultz.

Tao: los tres tesoros, Bagwan Rajneesh.

El piloto ciego y otros relatos, Giovanni Pappini.

Tengo por todos estos libros un amor inmenso. Los leo y releo, me deleito y relamo.

Los recomiendo y los regalo permanentemente. Tengo con estos libros un deseo muy especial: ¡Me gustaría que los leyeras vos!