Primer Final
El hermano menor encuentra un millón en el bolsillo. Siempre un millón. Siempre otro millón. El bolsillo es mejor que la caja fuerte del Banco de Italia.
Vuelve a casa. Grandes fiestas, con la banda y fuegos artificiales. Los tres hermanos enriquecen a todo el pueblo, para evitar que se creen envidias.
A nadie se le pasó por la cabeza robarles los pantalones milagrosos: ¿para qué, si los tres hermanos nunca dicen que no a quien vuelve a pedir cien liras o cien millones?
Ahora ya hace tiempo que han muerto los tres hermanos. Pero si vais a aquel pueblo, veréis los tres pantalones expuestos en el museo comunal, junto al sable del famoso general Pastrufazietto.