RESIDENCIA

ROSE TERRACE

ANTIGUA AUTOPISTA MONTGOMERY,

BIRMINGHAM (ALABAMA)

30 DE MARZO DE 1986

El Domingo de Resurrección por la mañana, Ed Couch fue con Evelyn a recoger a su madre a la Residencia para que se pasase el día con ellos. Evelyn quería invitar a Mrs. Threadgoode, pero Ed le dijo que su madre podría enfadarse; y por nada del mundo quería que se enfadase, no fuese a ser que no quisiera volver a la Residencia. Así que Evelyn tuvo que preparar toda una comilona sólo para tres; y, después de cenar, Ed y su madre se metieron en la salita a ver la televisión.

Evelyn había pensado volver en el coche a la Residencia con ellos para así poder, por lo menos, saludar a Mrs. Threadgoode, pero su hijo le puso una conferencia justo cuando ya salían por la puerta y tuvo que entretenerse en el teléfono. Su suegra, que no había hecho más que lamentarse durante toda la cena respecto de cómo detestaba Rose Terrace, se había puesto ya el abrigo, dispuesta a marcharse, y Evelyn le dijo a Ed que la acompañase él solo.

En definitiva, pasaron dos semanas sin que Evelyn viera a su amiga y, al ir de nuevo a la Residencia, se llevó una sorpresa…

—Fui a la peluquería a que me pusiesen guapa para el Domingo de Resurrección. ¿Te gusta?

Evelyn no sabía qué decir, porque era evidente que alguien le había teñido el pelo a Mrs. Threadgoode de un brillante color púrpura.

—Sí, ya veo que va de peluquería —se limitó a decir.

—Sí. Siempre me ha gustado estar bien guapa para el Domingo de Resurrección.

—¿Y quién se lo ha hecho, cariño? —le preguntó Evelyn sentándose, como si el aspecto de Mrs. Threadgoode fuese de lo más natural.

—Pues, aunque te parezca mentira —dijo Mrs. Threadgoode—, ha sido una estudiante del Instituto de Belleza de Birmingham. A veces vienen por aquí y nos lo hacen gratis, para hacer prácticas. La mía era una menudita que ponía los cinco sentidos; le di cincuenta centavos de propina. ¿Dónde te van a cobrar cincuenta centavos por lavar y marcar, además de teñir y peinar?

—¿Qué edad tenía la chica? —dijo Evelyn por curiosidad.

—Ah, pues era ya una mujer, sólo que menudita. Tuvo que subirse a un cajón para poder peinarme. Era casi enana. Pero a mí no me importan esas cosas. Me gustan las enanitas… Siempre me pregunto qué habrá sido de aquel enanito que vendía cigarrillos.

—¿Dónde?

—En la radio y en la televisión. Lo vestían de botones y vendía Phillip Morris. ¿Te acuerdas?

—Ah, sí. Ya sé a lo que se refiere.

—Me hacía muchísima gracia. Y me habría encantado que hubiese venido a Whistle Stop para poder sentármelo en las rodillas y jugar con él.

Evelyn había traído huevos pintados, guirlache de maíz y bombones, y le dijo a Mrs. Threadgoode que volverían a celebrar la Pascua aquella semana, ya que no había estado con ella el día que tocaba. A Mrs. Threadgoode le pareció una magnífica idea, y le dijo a Evelyn que el guirlache de maíz le pirraba, y que primero le gustaba ir mordisqueando el grano y dejar el caramelo para después. Y así empezó a hacerlo, mientras le contaba lo del Domingo de Resurrección.

—No sabes, Evelyn, cómo me hubiese gustado que hubieras estado aquí. Las enfermeras escondieron huevos por todas partes. Nos metimos también huevos en los bolsillos y ocultamos algunos en los dormitorios, y todos los críos de Básica de Woodlan vinieron y se lo pasaron en grande, corriendo arriba y abajo por el pasillo. ¡Fenomenal se lo pasaron! Y no sabes el bien que les hizo a estos pobres ancianos, casi todos ellos muriéndose de ganas de ver chiquillería. Creo que levantaron el ánimo de todos. Los viejos necesitan ver críos de vez en cuando —le susurró Mrs. Threadgoode a Evelyn como haciéndole una confidencia—. Les levanta la moral. Aquí hay ancianas que se pasan todo el día sentadas en su silla de ruedas, y las ves encorvadas y como atontadas… pero basta con que una enfermera les dé una muñeca para que se reincorporen en el asiento la mar de entretenidas. Muchas se hacen la ilusión de que se trata de sus propios hijos. Y, ¿a que no adivinas quién vino también el Domingo de Resurrección?

—¿Quién?

—La chica del tiempo de la televisión… No me acuerdo de cómo se llama, pero es famosa.

—Pues qué bien, ¿no?

—Ya lo creo… pero ¿a que no sabes qué?

—¿Qué?

—Que entonces caí en la cuenta: jamás pisó Whistle Stop una persona famosa… salvo Franklin Roosevelt y Mr. Pinto, el forajido; pero ahora están muertos, así que no cuentan. La pobre Dot Weems nunca tuvo nada apasionante acerca de lo que escribir.

—¿Y quién era?

Mrs. Threadgoode la miró sorprendida.

—¿No has oído nunca hablar de Franklin Roosevelt?

—Me refiero a Mr. Pinto.

—¿No has oído nunca hablar de Mr. Pinto?

—¿Pinto? ¿Como el caballo pinto?

—Eso es, encanto; aunque, quizás, algo menos pintoresco. Seymore Pinto se llamaba. ¡Era un asesino famoso!

—Ah, pues no…

—Pues suerte has tenido, porque era la piel de Barrabás. Me parece que era medio indio, o medio italiano. Pero, fuese lo que fuese, no habrías querido encontrarte con él en un callejón oscuro; ya puedes estar segura.

Mrs. Threadgoode, que ya había dado cuenta del guirlache, mordió un bombón en forma de conejito y se lo quedó mirando.

—Lo siento, amiguito —dijo antes de proseguir—. ¿Sabes, Evelyn? Creo que debo de ser la única en toda la Residencia que celebra dos veces la Pascua. Puede que sea pecado, pero no se lo pienso decir a nadie si tú haces lo mismo.

Tomates verdes fritos
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
dedicatoria.xhtml
Agradecimientos.xhtml
content0006.xhtml
content0007.xhtml
content0008.xhtml
content0009.xhtml
content0010.xhtml
content0011.xhtml
content0012.xhtml
content0013.xhtml
content0014.xhtml
content0015.xhtml
content0016.xhtml
content0017.xhtml
content0018.xhtml
content0019.xhtml
content0020.xhtml
content0021.xhtml
content0022.xhtml
content0023.xhtml
content0024.xhtml
content0025.xhtml
content0026.xhtml
content0027.xhtml
content0028.xhtml
content0029.xhtml
content0030.xhtml
content0031.xhtml
content0032.xhtml
content0033.xhtml
content0034.xhtml
content0035.xhtml
content0036.xhtml
content0037.xhtml
content0038.xhtml
content0039.xhtml
content0040.xhtml
Section0001.xhtml
content0041.xhtml
content0042.xhtml
content0043.xhtml
content0044.xhtml
content0045.xhtml
content0046.xhtml
content0047.xhtml
content0048.xhtml
content0049.xhtml
content0050.xhtml
content0051.xhtml
content0052.xhtml
content0053.xhtml
content0054.xhtml
content0055.xhtml
content0056.xhtml
content0057.xhtml
content0058.xhtml
content0059.xhtml
content0060.xhtml
content0061.xhtml
content0062.xhtml
content0063.xhtml
content0064.xhtml
content0065.xhtml
content0066.xhtml
content0067.xhtml
content0068.xhtml
content0069.xhtml
content0070.xhtml
content0071.xhtml
content0072.xhtml
content0073.xhtml
content0074.xhtml
content0075.xhtml
content0076.xhtml
content0077.xhtml
content0078.xhtml
content0079.xhtml
content0080.xhtml
content0081.xhtml
content0082.xhtml
content0083.xhtml
content0084.xhtml
content0085.xhtml
content0086.xhtml
content0087.xhtml
content0088.xhtml
content0089.xhtml
content0090.xhtml
content0091.xhtml
content0092.xhtml
content0093.xhtml
Section0002.xhtml
content0094.xhtml
content0095.xhtml
content0096.xhtml
content0097.xhtml
content0098.xhtml
content0099.xhtml
content0100.xhtml
content0101.xhtml
content0102.xhtml
content0103.xhtml
content0104.xhtml
content0105.xhtml
content0106.xhtml
content0107.xhtml
content0108.xhtml
content0109.xhtml
content0110.xhtml
content0111.xhtml
content0112.xhtml
content0113.xhtml
content0114.xhtml
content0115.xhtml
content0116.xhtml
content0117.xhtml
content0118.xhtml
content0119.xhtml
content0120.xhtml
content0121.xhtml
content0122.xhtml
content0123.xhtml
content0124.xhtml
content0125.xhtml
content0126.xhtml
content0127.xhtml
content0128.xhtml
content0129.xhtml
content0130.xhtml
content0131.xhtml
content0132.xhtml
content0133.xhtml
autor.xhtml