Yo, el cronista
Después del ayuno. Diálogo con Nathan
-NATHAN, ¿qué es lo importante para tu Dios?
—La ley.
—Resume esa ley.
—La importancia de uno y el extranjero. Nathan espera en las habitaciones de los esclavos; Nathan, mi amigo, es un hombre sabio. Hablamos del rey y teme por la vida de la reina.
Nathan dice que desciende de Daniel. En el reinado de Joaquim, rey de Judá, Nabucodonosor, rey de Babilonia, sitio Jerusalén.
El rey seleccionó a jóvenes inteligentes para que estuviesen en el palacio y adquiriesen conocimiento: Daniel, Ananías, Misael y Azarías. A Daniel se le llamó Beltsacar. Y Daniel decidió que no se contaminaría con la comida del rey. Y sólo comió alimentos permitidos porque encontró el favor del jefe de los eunucos. Pronto Daniel se convirtió en alguien esencial en el reino, porque Nabucodonosor tuvo un sueño y quiso que se lo interpretaran los magos y otros sabios de su reino, pero con una condición, que adivinaran antes el sueño. Sólo Daniel pudo hacerlo invocando primero a su Dios.
El secreto que el rey ha pedido no puede ser declarado al rey por sabios, ni por encantadores, ni por magos, ni por astrólogos, pero hay un Dios que revela secretos y él le ha hecho conocer al rey lo que sucederá. En cuanto a mí, no me es revelado porque yo sea más sabio que otros, sino para que el rey sepa la interpretación.
El rey soñó con una imagen impresionante, de oro la cabeza, de plata su vientre y lomos de bronce, sus piernas de hierro y los pies parte de hierro y parte de barro. Daniel le dijo que había visto la imagen hasta que una mano lanzó una piedra y la desmoronó. Le habló de que él era la cabeza de oro, pero después de él llegarían reinos inferiores al suyo. Tres reinos más. Y el rey se postró delante de Daniel y le pidió que se quedara en el palacio.
Dice Nathan que en ocasiones entrar en el palacio puede obedecer a una orden interna para el futuro que no comprendemos hasta mucho después.
La reina Esther ayunó durante tres días. A pesar de que no es una mujer fuerte, mantuvo su actividad habitual. Antes de entrar a la habitación del rey, se acercó a la sala del libro de crónicas, estuvo un tiempo leyendo y salió.
Me pregunto: ¿qué opciones puede tener el rey? ¿Puede cumplir los deseos de su esposa, en contra de sus propias decisiones, sin ver anulado y cuestionado su poder? Ya tuvo que vencer su deseo de permanecer junto a Vashtí, que se había enfrentado a él. La autoridad y el poder son difíciles de mantener.
Periandro sucedió a su padre Cípselo, hombre cruel que hizo una fortuna robando la hacienda a muchos hombres.
Periandro al principio fue un hombre bondadoso, pero por influencias de Trasibulo, tirano de Mileto, se volvió más sanguinario. Parece que envió a uno de sus consejeros para preguntar de qué manera se podía gobernar mejor la ciudad. Entonces, Trasibulo le pidió al consejero que saliera con él de la ciudad, fue a un campo de trigo mientras le hacían la pregunta una y otra vez. Con una espada afilada, cuando pasaba cerca de una espiga más alta que las otras, la cortaba, así, en poco tiempo, había devastado la parte más hermosa del trigal. Más tarde, sin decir nada, despidió al consejero, que, sin entender lo sucedido, le narró los hechos a Periandro, que comprendió perfectamente el mensaje y asesinó a los ciudadanos más destacados. También mató involuntariamente a su mujer, Melisa, y luego invocó a su espíritu para que le dijera dónde estaba oculta cierta cantidad de dinero. Se apareció cuando fue invocada en su tumba, delante de mujeres que habían sido desnudadas. Socles, que asistía en calidad de enviado de los corintios, dijo: «Para vosotros, lacedemonios, la tiranía pertenece a este género, y es capaz de acciones de este tipo».
Más tarde añadió: «Ponemos por testigos a los dioses de los griegos y juramos que no impondremos tiranías a las ciudades».
Lo cierto es que hay distintas formas de imponer la tiranía a las ciudades. Las hay directas y brutales frente a otras sutiles y lentas.
Prefiero la imposición brutal, porque no ciega al ciudadano y no anula su deseo de libertad, tiene miedo, sí, pero conoce a su enemigo. Pero cuando se impone de manera encubierta, cuando se van generando leyes restrictivas, se enciende el odio ante las minorías, ante el vecino, entonces es cuando de verdad el tirano vence, porque va aniquilando los mínimos deseos de rebeldía, anula la capacidad de ver.