EL
SOLAR
Donde según los caminantes grises Dios vio
el mundo entero después de su creación en esa cumbre privilegiada,
seguía revelando las columnas y las aguas en el más absoluto
silencio, mientras las aves reemplazaban a los monjes en el ágape.
Sumas las capacidades y las necesidades, restas los obstáculos y
obtienes el futuro.
Era mejor que tarde y cueste mucho así
podían hacer algo más que tenerla o ¿temerla? A veces era mejor
ignorar para no perder la voluntad de caminar. El dolor parecía ser
la escuela, más la felicidad el diploma.
Las pasiones amaban volar pero odiaban
llegar, los orgullos subían, las esperanzas bajaban, al tiempo que
el único premio para un solitario era ver un poco más lejos y
merced a eso tener la oportunidad de dar un paso distinto a
otros.
Sin embargo, no era tan sencillo. Mientras
todas las palomas masticaban de la cornisa de la fuente, el halcón
posó sus garras sobre la flor amarilla que flotaba en el agua y se
la llevó en un solitario vuelo.
FIN 23-32
Por Diego Dáttoli