LAS ESCUELAS DEL
ALMA
Decían que la existencia debía tener
concepciones distintas a ganar y a perder, a fin de desarrollar un
intermedio a partir del cual establecer un diálogo entre la mente y
el alma; el aprender, por tanto el alma, sobre esa óptica, era la
interpretación de la experiencia. Sin embargo, era difícil ver
terceras opciones, por lo que el alma tenía la espontaneidad, tanto
al momento de aparecer como en cuanto a duración, de la lluvia. Era
una lluvia que tapaba un cielo de orgullo y terquedad, perder la
necesidad de control. Así empezaba el diálogo. Cuando no queríamos
controlar nuestro futuro, nuestra alma emergía compartiéndonos su
sabiduría con un torrente de pelusas delirantes.
No obstante, la mayoría de las disciplinas
bastardeaban al yo y consideraban que la reducción del
individualismo era el único camino hacia una senda espiritual,
floreciendo con tal pincel más represiones que verdaderas
superaciones. Otra vertiente consideró que el alma era la simetría
absoluta entre el hombre real y el hombre ideal, por lo tanto era
un proyecto divino y no una condición intrínseca del individuo. En
tanto, la distancia entre hombre R y hombre I medía la humanidad,
aunque en un principio la humanidad se presentó como algo benévolo
y positivo, considerándose luego como una limitación o un freno que
se activaba solo en contra de nuestra voluntad. Las escuelas del
alma, que no tienen aulas, alumnos y profesores, que el alma se
acercaba a nosotros cuando rechazábamos todo propósito de
explicación, entendimiento, dominio y control. Una total
desconexión con el porvenir, un sorbo previo a la muerte. Pero los
detractores de esa escuela querían anclarse en un dogmatismo,
circunscripto al hecho de que el alma era una energía que permitía
el viaje de nuestra consciencia de un mundo físico a un mundo
espiritual después de la muerte. Nuestro, por decirlo de una manera
simpática, boleto. A los buses o trenes suben toda clase de
personas, no sabemos quiénes son pacientes o nerviosos, egoístas o
generosos, solo se sientan, se quedan callados y esperan a que
termine el viaje.
Sin embargo, esa escuela sin doctrina si
algo abolía era los extremos, que desviaban de los intermedios con
los cuales la comunicación con el interior era posible. Una vez
alguien dijo mientras agonizaba tras una batalla, ojalá que algún
día en el mundo haya algo más que ganar y perder así despiertan
nuestros corazones. De modo que el acceso al alma comenzaba cuando
no éramos influenciados o condicionados por las dualidades
ricos/pobres, bien/mal, fuertes/débiles, etc. Era una emancipación
de la jerarquía de todo tipo. Pero algunas cosas que podían
entenderse y explicarse, que eran tan comunes y simples, se
escondían bajo un velo de misterio e inaccesibilidad a fin de que
aporten brillos falsos por los cuales muchos morían sin saber por
qué habían sangrado.
Pero el solitario peregrino del monte
prefería pensar que era agua, a veces estaba cerca para alimentar
tu boca, a veces era nube para que despiertes tu esperanza y a
veces hielo inquebrantable para que duermas tu soberbia. Prefería
entenderla como una segunda madre, tal ese niño huérfano que
enfrentó solo al mundo encomió el alma es mi madre y el espíritu es
mi padre. No puedo perder, si caer pero nunca perder.
Finalmente, el avión, luego de hacer una
parada en España, se perfilaba para viajar hacia Méjico, en donde
encontrarían restos del comprador de Jin Lao Ten, el pirata
arrepentido.
-No debes mencionar su nombre, Gretel.
Cualquier persona puede pertenecer a la sociedad de los caminantes
grises y si ellos lo saben, nos matarán y buscarán el apócrifo por
su cuenta-aseveró Gregor, anotando cuestiones, en su palm, con su
lápiz electrónico.
-Fuiste prudente, Gregor, al hacer viajar a
Huong con nosotros. Podían secuestrarlo y sacarle la
información-opinó Gretel Sankief, rascándose la mejilla.
-Ya en este tramo harán algo más que
observar. Nuestros ojos tienen que estar más abiertos que nunca.
Inconscientemente esperamos que intervengan en cuanto el libro
santo esté en nuestras manos, pero yo creo que ellos ya saben que
el camino se está acortando y que el resto pueden seguirlo por su
cuenta sin nuestra ayuda-apreció Gregor, con las mejillas moradas y
húmedas. En efecto eso alteraba su voz, tornándola más
rasposa.
-¿Qué ocurrió ahora, Gregor?-
-Un perro pequeño, miraba como los autos
andaban por la calle a gran velocidad, no se atrevía a cruzar a la
siguiente esquina, se quedaba en el basurero, no podía cruzar al
restaurante a pedir limosna, me sentí muy identificado con esa
imagen, Gretel-lloró Gregor, suspirando y tragando saliva, con
parpadeos lentos, mientras sus mejillas se hundían en sendas
fosas.
-Ahora no gritas y no insultas, Gregor.
¿Sabes lo que significa eso?-sonrió Gretel, limpiándole las
lágrimas con los dedos.
-No, no sé lo que significa, Gretel-
-Ahora solo tienes bipolaridad, miedo y
tristeza, se fue el enojo. La terapia de desbloquear el recuerdo
¡está funcionando! ¡Debemos continuar el tratamiento en
México!-aseveró Gretel.
-Me ayuda no pensar en mí, anticipar cuando
se presentarán esos malditos-gruñó Gregor, aunque las canillas
seguían abiertas en sus pómulos.
-Estoy viejo y gordo, ya mis reflejos no son
como antes, haré el ridículo, no podré ayudarlos, ellos
aparecerán y yo no haré nada, solo miraré, será tan humillante,
hasta Dios cerrará los ojos-continuó Gregor, con un desfile de
arrugas en su frente consternada.
-Ahora viene el miedo, Gregor. No te
preocupes. Repite conmigo: nube sale, luna se ve-
-Nube sale, luna se ve, sí, ya sé, nube
sale, luna se ve-jadeó Gregor, en medio de su hiperventilación,
cerrando los ojos con algo parecido a la serenidad. Radok, con
Kent, se acercó en compañía de Huong y Thomas que dirimían viejos
conceptos acerca de Genghis Kahn.
En el avión, después de tanto traqueteo,
hicieron alianzas con Morfeo. Sin embargo, los desordenes
estomacales estaban a la orden del día. Especialmente en Huong,
quién sacó la bolsa de papel y dejó su chorro amarillo en
ella.
-Pensé que los caminantes grises eran un
cuento-
-No lo son, Huong. No eres casado, eras hijo
único y tus padres murieron. ¿De dónde sacaste a esos niños y a
esas mujeres?-
-Viejo personal doméstico. Algunos si son
míos, eh-
-¿Seguro que el nombre del comprador de Jin
Lao Ten solo lo sabes tú y no lo tienes escrito en ninguna
parte?-
-Sí, Thomas. Ya te respondí eso cien veces.
Te lo susurré en el oído, solo lo sabemos tú y yo-
-Nuestro protector es bipolar, ebrio y
obeso. Dios sí que nos quiere-chistó Thomas, cruzándose de
brazos.
-Te preocupas demasiado, por eso te ves tan
viejo-retrucó Huong, cruzándose las manos detrás de la nuca.
-¿Sería un tonto si pienso que tienes algo
que ver con los caminantes grises?-
-Sí, lo serías. Si tuviera que ver, ellos ya
habrían encontrado el apócrifo y ustedes muerto envenenados.
Cielos, el miedo te hace más tonto que de costumbre, Thomas-
-Tal vez el apócrifo esté en un idioma que
nadie entienda y me hacen creer que tengo el control, para que lo
interprete, lo traduzca al inglés y luego ustedes intervengan sobre
nosotros-
-Ves demasiada televisión, Thomas. Relájate.
Disfruta del viaje-
-Guttemberg inventó la imprenta en el año
1440, exprimiendo el sistema de prensas para exprimir vino.
Nicodemus Laurens, quién robó los apócrifos, pertenece a fines de
ese siglo. La logia tuvo 60 años para destruir ese libro, ¿por qué
no lo hizo? ¿Estamos buscando un apócrifo o un libro santo? ¿La
dinastía Ricci no mintió? ¡Pues parece más una historia sobre
Israel que un consejo sobre cómo vivir!-opinó Thomas Hortmanen, en
relación a la Biblia.
-¿Quieres decir que el apócrifo que vamos a
buscar iba a ser incluido y que fue robado mucho antes? ¿Qué el
padre de Nicodemus Laurens lo escondió sin que nadie lo supiera?
¿Qué vamos tras una pista falsa?-indagó Huong.
-No, Huong, la pista es buena, Nicodemus
Laurens, perseguido, entregó el apócrifo a su amigo, el pintor
alemán renacentista, Albert Fritzberg-
-Debió odiar a los italianos, supongo.
Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci, Rafael, Donatello, sí que ese
Albert tenía competencia, si que tuvo que esconderse en el sótano
JAJAJA-
-Nicodemus obedeció a su padre Sith. Desde
el primer Laurens, Melzer, el fundador, el apócrifo no fue
destruido. Quizá no podían entenderlo, estaba en una lengua
inaccesible, por eso lo guardaron hasta que apareciera alguien
capaz de interpretarlo. Sin embargo, la iglesia católica, ansiosa
por presentar algo a los plebeyos, apresuró la edición del gran
libro. Melzer no debió contarle nada a nadie, pero tal vez uno de
sus hijos, posiblemente él que siguió a Sith y murió de viejo,
Reicer, fue seducido por el poder de la curia y la promesa de un
ascenso político. Debió revelar el secreto de su padre y a partir
de ese momento, la dinastía Laurens empezó a perder poder en la
logia viendo la curia en los Ricci un buen reemplazo. No los
eliminaron al principio, los espiaron con el querubín y los
serafines, durante décadas, pero no soltaban la lengua, los
Laurens. Finalmente, Nicodemus ve en peligro su vida y se lleva el
apócrifo en secreto entregándoselo a su amigo occidental en
Oriente. En tanto, ante les entrega las copias a quienes le
entregaron el apócrifo a Clement Richellier-anotó en un borrador
Thomas, con un lápiz.
-Las suposiciones no son hechos, Thomas.
Preséntalos como posibilidades, no como aseveraciones-
-Nadie cree en las posibilidades, Huong.
Sabemos que fue así, ¿por qué no pintar un poco por encima del
cemento? Seguirá siendo cemento, aunque se vea blanco-
-El cemento es gris, pero la pintura lo hace
parecer blanco-respondió Huong. Entretanto, Hortmanen recordó esas
tardes lluviosas en Oslo donde leía esas impopulares y olvidadas
novelas de lógica, en las cuales la caja se desmantelaba y se
volvía a armar, pero el lector debía repensar la historia sin final
contundente y descubrir en que había cambiado esa caja que fue
desarmada y rearmada, de un modo muy parecido pero no exactamente
igual. Encontrar esa diferencia y comprender el sentido general del
conglomerado de pensamiento que impulsó la exposición de la
historia. Le gustaban esas novelas que no se entendían, en lo
absoluto, pero se armaba y desarmaba tantas veces la caja soñando
que al armar esos lados de cartón se conocería algo mejor que una
caja, un sombrero, una canasta, un retocador, pero terminaba
siempre siendo una caja y de allí nacía una frustración tan
lacerante como regocijante y se identificaba que la convivencia de
los opuestos era un paso que no podía faltar en el gran camino.
Siempre leía esas novelas de lógica ilógica bebiendo hidromiel de
la cantimplora, sentado detrás de los leños ardientes de la
chimenea ubicada en el castillo desamueblado, de su antepasado
noble, que tuvo que vender no por necesidad sino por elección para
tener millones y gastarlos en sus locas investigaciones, donde
perdió más de lo que descubrió. La mudanza de los muebles fue larga
y se la pasó leyendo en vez de ayudando, después de todo había
pagado.
Finalmente, dormidos, Gregor pestañeó,
encontrándose con la mirada aguda y asechadora de Radok Tchaikosky,
el cual lo miraba tal mira un lobo a un rebaño de ovejas custodiada
por un pastor con arco y flecha.
-Su estado emocional es inestable.
Devuélvanos las armas, por favor. Al menos a mí y a Thomas,
necesitamos defendernos de la logia-pidió Radok.
-Todavía sospecho que usted es agente de la
logia. Jamás le entregaré las armas. Las destruí y los miraré tan
de cerca qué no podrán comprar ninguna-
-No sea necio, señor Piorzeneki. No podrá
usted solo contra todos, necesitará ayuda-
-Hasta ahora ninguno de nosotros murió,
merezco exigencias, no críticas-
-Tal vez su problema le afecte durante un
momento peligroso en el cual usted vacilará más de lo necesario y
nosotros seremos eliminados. Simplemente estoy pidiendo el derecho
a defenderme en cuanto se presente esa situación. No es ninguna
locura-
-Olvídelo, señor Tchaikosky-
-La carta de Cho Lao Ten fue usada con una
hoja de cáñamo del año 20 DC. Muchos dicen que Jesús, antes de
predicar, tuvo un maestro que no era su primo, Juan, el bautista,
el cual ya escribió el apocalipsis antes de ser decapitado. El
maestro de Jesucristo se llamaba como usted, Gregorio. Era un
insignificante paria pero según biógrafos de Jesús, el joven Jesús
amaba escuchar al maestro Gregorio y todas las tardes iba a verlo
al monte del rezo. Gregorio era rebelde al templo de Moisés y eso
en parte ayudó a que gane la confianza de Jesús que presentó una
versión más flexible del mensaje prohibitivo de Dios, incluso hoy
muchos dudan de que el hijo y el padre sean la misma persona-
-Mire, señor Tchaikosky, puede usted
escupirme sus conocimientos y su cultura y su educación
privilegiada. Sin embargo, no nos alcanzará con leer un libro
henchido de apotegmas y consejos sabios. Si sale sangre de la
nariz, mojas el algodón con un antiséptico y asunto terminado. El
problema es que pensamos que tenemos que escuchar una voz y
nuestros pies siguen clavados en el piso-
-Esperaba esa visión en alguien tan bizarro
y acostumbrado a los tedios, a las tensiones y a las obsesiones
internas. Sin embargo, déjeme explicarle algo que hasta un niño de
ocho años entiende y espero usted no me decepcione, señor
Piorzeneki: idea personal, creencia colectiva, acción comunitaria,
evolución ecuménica. Semilla, tierra, agua, árbol. El agua no sirve
sin semillas. Estamos cansados de regar piedras, señor Piorzeneki.
Necesitamos encontrar una semilla para no gastar la poco agua que
disponemos y la gente de este tiempo solo escupe piedras, no silba
semillas como la gente de antes que era más sabia y podía ver más
al tener menos deseos que nosotros-
-No quisiera que en el mundo esté todo bien
y no haya ningún problema-
-¿Por qué no? ¿Por qué se aburriría,
detective?-preguntó Radok, torciendo las cejas, con una mueca
sardónica en sus labios, con un cartel de pégame pero que sea
rápido en su cara profana, digna del concupiscente que ve a la hija
de su mejor amigo duchándose a la intemperie.
-No sólo por eso, profesor. Hay algo
más-
-¿Qué?-
-Lo haría él, no nosotros. Simplemente se
vaciaría la bolsa, se esperaría a que se llene de nuevo y todo sea
una mierda. Nunca la bolsa sería un camino, nunca tendríamos alas.
No lo tiene que hacer él, lo tenemos que hacer nosotros, ¿de qué
sirve vaciar la bolsa si se llenará de nuevo?-