Capítulo 27
Larry se había mostrado extraordinariamente agitado durante todo el día, pero cuando llegó a su casa tomó a Geraldine por la cintura y la llevó en volandas por todo el salón. Mientras que Larry era un hombre de color corpulento y de considerable masa muscular, su mujer era delgada y de corta estatura. Juntos siempre habían formado una pareja muy bien avenida, pero de apariencia muy contrastada.
—Suéltame Larry —protestó Geraldine entre risas—. ¿Qué sucede para que estés tan alegre esta tarde? ¿Te han nombrado ya rector?
Larry sonrió.
—No… pero casi.
Sí, era cierto que esa idea planeaba en sus pensamientos, sobre todo desde que obtuvo su plaza de profesor en la Universidad y se dio cuenta de que había nacido para aquel mundo. Sabía moverse entre departamentos, coordinar todo género de iniciativas, académicas o deportivas. Él era ambivalente, como un anfibio que sabe cambiar de ambiente sin inmutarse. Con la misma naturalidad se colaba en un partido de baloncesto, robaba la pelota y la «clavaba» en la canasta, que irrumpía en una reunión del decanato, tomaba la palabra, y sugería una política universitaria que convencía a todos. Rompía el hielo en cuanto entraba en una sala de reuniones, y era incluso capaz de darle la vuelta a los representantes sindicales cuando estos se ponían muy pesados en temas de horarios o retribuciones, lo cual le había granjeado muy merecida fama de hábil diplomático dentro del mundo de la política. Sabía que incluso caía simpáticos a sus adversarios académicos. Tenía un don.
Pero lo que no osaba imaginarse es cómo influiría en su carrera el Descubrimiento… la comunicación con una raza alienígena inteligente. Semejante noticia requeriría una cara pública que afrontase y coordinase a medios de comunicación, científicos, políticos… y él sabía cómo hacerlo. Y además se daba cuenta que sobresalía claramente en esa tarea por encima de sus compañeros. Jason no estaba preparado para asumir ese peso. Era buena persona, excelente científico, pero incapaz de soportar la presión, ni mucho menos decir las palabras adecuadas, dosificar los descubrimientos, controlar los tiempos, advertir con suficiente antelación —hacía falta olfato— quién quería robarte la primicia. Pausar tiempos, «eso es vital», se repetía Larry mientras su mente acelerada repasaba lo que debía hacerse. «Crear impases para después realizar la pertinente rueda de prensa… establecer un ritmo». Y mientras, entre bambalinas, exigir aumento de presupuestos públicos, tener a gente redactando anteproyectos, generar todo un movimiento institucional cuya cúspide sería la primera facultad de exociencia del planeta Tierra, y el sería el rector de una Universidad pionera a nivel mundial. Todo un abanico de disciplinas se abría en su mente y él ya las organizaba con su imaginación, incluso sabía quién debía estar al frente de cada facultad. En el centro de ese terremoto estaría por supuesto Manley, asesorado por Jason y por un elenco de científicos… un grupo de sabios… pero la información debía llegar al comité universitario… Y él estaría al frente. Y mucho ojo con el Gobierno Federal.
Mientras Geraldine hablaba y le contaba las compras que había hecho y cómo le había ido el día, y de algún incidente de Larry junior en el instituto, la mente de Larry viajaba a años luz, imaginando un universo universitario expandiéndose a una velocidad acelerada.