EL ARMA
"TENDRÍA que haberse dado al revés. Primero la cámara y luego el arma, entonces todo me cerraría perfecto", confesó el juez Macchi a uno de sus más estrechos colaboradores.
El hallazgo del arma homicida constituiría, sin lugar a dudas, el elemento más importante incorporado a la causa. Pero resulta ciertamente inexplicable cómo pasó por tantos lugares para aparecer finalmente en el placard de Luis Alberto Martínez Maidana.
Los investigadores aún no lograron desentrañar cómo llegó el arma a manos de Gustavo Prellezo o de Horacio Braga, por lo cual lo que en cualquier otro caso constituiría la prueba fundamental para inculpar a los presuntos autores materiales, en éste sólo sembró de dudas el proceder de los instructores. Así, las suspicacias que despertó el manipuleo del arma que hizo el comisario Oscar Viglianco nunca terminaron de despejarse en los diez meses del proceso.
Este episodio justamente fue uno de los caballitos de batalla sobre el que montaron su defensa los abogados de los acusados para reiterar una y otra vez que no se trataba del arma homicida.
Como vimos, cuando fue detenido Luis Alberto Martínez Maidana, los investigadores secuestraron en su domicilio un revólver calibre 32, que fue reconocido como propio por el detenido.
Carlos Redruello en su declaración había indicado que el revólver con que habían asesinado al fotógrafo estaba escondido en el domicilio de Flavio Steck. En consecuencia, la brigada que fue a detenerlo había tomado los recaudos necesarios para preservar el arma. Pero lo que los investigadores ni Redruello sospecharon fue que en el procedimiento en el que detuvieron a la banda de Pepita iban a secuestrar tres revólveres del mismo calibre.
"Ustedes creen que alguien puede ser tan idiota como para guardarse el arma con que mató a un periodista... Por favor, muchachos, el arma dio tantas vueltas que cualquiera pudo haberla disparado", aseguraba el defensor de Martínez Maidana.
El hallazgo de esta prueba incluso generó una interna sobre quién sería el encargado de hacer el anuncio a la prensa. El ministro del Interior se adelantó a sus contrincantes y lo anunció con gran pompa en conferencia de prensa.
Lo que no sabía era que el juez ya había confirmado ante el SEIT que efectivamente se trataba del arma homicida y lo había comentado ante los medios de comunicación.
La marcha de la causa y la pista Yabrán desplazó este tema del centro del debate. Pero en el juicio oral y público las suspicacias que envuelven este asunto pueden desmoronar el esqueleto de la investigación.