HOMENAJE EN DOLORES
EL 24 de mayo, delegados de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires llegaron a Dolores. El propósito era rendir un homenaje a los periodistas que cubrían el caso frente al juzgado. Las amenazas habían alertado a los gremialistas acerca de los peligros que corrían los corresponsales.
El ministro del Interior para esa fecha brindó una conferencia de prensa para asegurar que se garantizaba la seguridad de los cronistas que seguían el caso en aquella ciudad.
El 25 de mayo varios micros partieron desde la Capital Federal con destino al epicentro de la cobertura. Santo Biasatti, Horacio Verbitsky, Gabriel Michi fueron las caras conocidas. Primos, sobrinos y tíos de José Luis Cabezas acompañaron a la caravana con la intención de entregarle a algunos corresponsales una carta de los padres de José Luis.
Varias fueron las localidades que recorrió la caravana previo a su llegada a la ciudad de Dolores. En cada pueblo una multitud salió a saludarlos con banderas argentinas y afiches con el rostro de Cabezas.
En Lezama, un millar de personas se concentró sobre la ruta 2, agitando miles de brazos en alto, banderas y pañuelos, dando cuenta de que acompañaban a los periodistas en su reclamo de justicia.
La llegada a Dolores fue muy emotiva. Los delegados de la UTPBA desplegaron una bandera con la leyenda NO SE OLVIDEN DE CABEZAS, que ocupaba toda la calle. Delante de la bandera, un pasacalle con la misma leyenda precedía a la marcha.
El primer orador fue Santo Biasatti: "Porque no nos olvidamos de Cabezas, reclamamos justicia. Porque no nos olvidamos de su crimen, exigimos justicia".
Horacio Verbitsky fue mucho más allá: "Exigimos la renuncia de Fogelman y Macchi, porque son los principales responsables del encubrimiento en esta investigación. La Policía no puede investigarse a sí misma. Hay que crear una comisión especial que se encargue únicamente de llevar adelante la investigación del homicidio del compañero Cabezas".
El cierre estuvo a cargo de Juan Carlos Caamaño, secretario de la UTPBA, que reiteró el peligro al que estaban expuestos los periodistas que cubrían los sucesos en Dolores: "Quiero denunciar que todos los periodistas corremos peligro. Más de ochocientas amenazas desde el advenimiento de la democracia marcan que la intención es callarnos. Pero la peor opinión es el silencio y por eso estamos aquí, para denunciar las amenazas y para advertir que, aunque nos amenacen, no nos vamos a callar".
Cámaras y micrófonos en alto acompañaron a la multitud que se había congregado frente a los tribunales. Luego iniciaron una marcha que recorrió la plaza de Dolores, para desconcentrarse frente a los micros y emprender el regreso a la ciudad de Buenos Aires.