EL PATRÓN DE LA COSTA

—¿POR qué te dicen el Patrón de la Costa? —disparó Pedro Avio, un ex suboficial de la Policía.

—Usted está mintiendo —respondió alterado Juan Carlos Salvá.

—¿Acaso usted no es el ahijado de Klodczyk? —replicó Avio.

—Yo con mentirosos no hablo más, no entiendo su interés en difamarme. ¿Por qué miente?

Este diálogo quedó suspendido cuando Avio golpeó a Salvá en el rostro en el programa de televisión de Mauro Viale, quien se interpuso entre ambos para evitar que llegara a mayores.

Desde el inicio de la investigación se mencionaba el nombre de Juan Carlos Salvá como uno de los presuntos partícipes del homicidio de Cabezas, aunque los investigadores nunca lograron recabar pruebas que comprometieran al ex jefe de la Sub-brigada de la Costa.

La investigación periodística, que generalmente corre paralela a la oficial, reveló que Salvá era el ahijado de Pedro Klodczyk y que generalmente era el encargado de relevar a quienes intentaban interferir en sus proyectos.

Este ex oficial de policía tiene un proceso, iniciado por Asuntos Internos de la Policía Bonaerense, por falsificación de documento público, incumplimiento de los deberes de funcionario público y enriquecimiento ilícito. Salvá nunca pudo justificar la cantidad de propiedades que posee, aunque algunos de sus negocios están administrados por sus testaferros.

Cuando la investigación se trasladó a Mar de Ajó, llamó la atención de los pesquisas que la mayoría de los comercios de ese balneario tuviera una oblea de una agencia de seguridad llamada Wolff Service. La sorpresa fue mayor cuando desde la Municipalidad de la Costa les hicieron entrega de la nómina de propietarios de esa agencia de seguridad y apareció como miembro del directorio una hermana del ex oficial.

Como si esto fuera poco, en los sumarios instruidos por Asuntos Internos, se le adjudica a Salvá una fortuna superior al millón de dólares, cuando su salario en la repartición no excedía los 850 pesos.

Este ex policía fue uno de los primeros instructores del homicidio de Cabezas y —¿casualmente?— uno de los primeros en llegar a la cava, porque justamente prestaba servicios en la delegación judicial de la Policía en la ciudad de Dolores.

Los encargados de la investigación le adjudican a Salvá el haber borrado huellas y rastros y ser uno de los principales encubridores del homicidio.

Fue precisamente un diálogo que mantuvo con uno de los oficiales de Inteligencia policial lo que despertó las sospechas sobre su participación:

—¿Encontraron la cámara de fotos? —preguntó el oficial de Inteligencia.

—Sí —respondió sin titubear Salvá.

—¿Dónde está?

—Se incendió en el interior del automóvil.

—¿Y la carcaza?

—La tenía entre las piernas y la llevamos a pericia.

La cámara fotográfica de Cabezas fue hallada en un canal de la ruta 11 el 16 de mayo a casi cinco meses del asesinato, y muestra a las claras la verdadera intención de confundir al personal de Inteligencia policial con el propósito de ganar tiempo y favorecer el encubrimiento.

El ex policía fue sometido a un reconocimiento fotográfico pero arrojó un resultado negativo. Algunos investigadores sostienen que si el juez Macchi inicia una causa por asociación ilícita, Juan Carlos Salvá "el Patrón de la Costa" sería uno de los primeros procesados.