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Insight nº 6: usted puede negarse a perturbarse por haberse perturbado
Muchas terapias, como la terapia de conducta, intentan aliviar los síntomas neuróticos de las personas: sus fobias, obsesiones, compulsiones y adicciones. Algunas terapias, como el análisis existencial y el psicoanálisis, intentan «profundizar» y ayudar a sus clientes a cambiar su filosofía, y de este modo evitar que aparezcan nuevos síntomas en el futuro. La TREC va aún más allá y está a favor de crear una profunda nueva filosofía y aliviar los síntomas al mismo tiempo. También ayuda a las personas a no estar ansiosas ni deprimidas por sus problemas neuróticos.
La opinión de la TREC de que el pensamiento disfuncional genera problemas emocionales tiene muchas pruebas que la respaldan, como ya he señalado. Pero también la respalda la propia naturaleza de la neurosis. Como señalé en Reason and Emotion in Psychotherapy y A Cuide to Rational Living, podemos volver «neuróticos» a ratas y conejillos de indias en los laboratorios psicológicos, pero no parecen saber que están trastornados. No son conscientes de su conducta desviada, ni piensan en ella, ni se odian a sí mismos por padecerla. Los seres humanos sí que suelen hacerlo.
Las personas continuamente ven que están ansiosas, saben que la preocupación no sirve de nada, valoran lo mala que es, asumen la responsabilidad por haberla generado, y se critican a sí mismas por haber cometido la «debilidad» o «estupidez» de provocarla. Tienden a sentirse ansiosas debido a su ansiedad, deprimidas debido a su depresión, culpables debido a sus adicciones, o autocompasivas debido a sus neurosis.
George suele enfadarse con su exigente madre anciana, y se odia intensamente a sí mismo por enfadarse con ella. Cynthia fuma dos paquetes de cigarrillos al día a pesar de la debilidad de sus pulmones y su continua tos, y se siente muy culpable por su «horrible debilidad». Josef no es asertivo con su novia, y se enfada con ella porque «hace» que tenga miedo de ser asertivo.
¿Son importantes los trastornos que provocan los propios trastornos? ¡Sí que lo son! Porque si George se odia a sí mismo por enfadarse con su madre, tenderá a estar tan atrapado en su desprecio hacia sí mismo que tendrá poco tiempo y energía para dedicarse al problema de abandonar su ira. Si Cynthia se siente culpable por su «horrible debilidad» de seguir fumando a pesar de tener unos pulmones tan débiles, se perturbará tan gravemente que es posible que «necesite» más cigarrillos para distraerse de su odio a sí misma. Mientras Josef siga enfadado con su pareja por «hacerle» ser poco asertivo, será más agresivo que asertivo y difícilmente se esforzará por expresar sus deseos, Trastornándose por sus neurosis originales, George, Cynthia y Josef ampliarán considerablemente sus problemas emocionales.
Esto nos lleva al insight nº 6 de la TREC: una vez que se amargue la vida por algo, tenderá fácilmente a amargarse la vida por estar amargado. Si se fija, a menudo podrá descubrir que se está poniendo ansioso por su ansiedadse está deprimiendo por su depresión, y se está sintiendo culpable por su rabia. ¡Realmente se le da muy bien perturbarse!
No crea lo que digo porque sí. Sea sincero consigo mismo. ¿Cómo se sintió realmente la última vez que sintió pánico? Sí, ¿qué sintió respecto a su pánico? Y ¿respecto a su última depresión? Y ¿respecto a sus intensos sentimientos de inadecuación? ¡Véalo!
¿La solución de la TREC? Por extraño que parezca, pensar más, razonar más. Cuando se cree problemas por tener problemas observando sus malos sentimientos y diciéndose a sí mismo que no debe tener esos sentimientos, puede eliminarlos utilizando el insight nº 6.
Para ser más preciso, para que el hecho de que perturbarse deje de perturbarle, siga estos pasos:
- Pregúntese a sí mismo: «Ahora que me siento muy ansioso, ¿estoy también ansioso por mi ansiedad?».
- Reconozca, cuando tenga tiempo, sus síntomas secundarios: como lo deprimido que está por su ansiedad y lo ansioso que está por su depresión.
- Emienda que es usted quien ha generado sus síntomas secundarios; sí, se ha hecho sentir pánico por su pánico, y odiarse a sí mismo por odiarse a sí mismo.
- Reconozca que como usted ha provocado su sufrimiento secundario, usted tiene también la capacidad de trabajar para cambiarlo. Reconózcalo con fuerza (emocionalmente) y persistencia (activamente): utilice el pensamiento, la emoción y la acción para ello.
¿Y ahora qué?
Imaginemos que, utilizando la TREC, ha tomado plena conciencia de que su ansiedad le provoca, digamos, ansiedad —¡o su pánico le da pánico!—. ¿Qué hace usted ahora?
Siga estos pasos de cuestionamiento:
- Dé por supuesto que creó el pánico que le da su pánico con algunos debo absolutistas, como: «¡No debo dejarme llevar por el pánico! ¡Tengo que estar tranquilo!».
- Busque, investigue sus debo hasta que los encuentre: «Oh, sí. Ahora me doy cuenta de que sí que creo que nunca debo dejarme llevar por el pánico, que si no acabaré en el manicomio. Y ¡eso sería realmente terrible!».
- Cuestione activamente sus debo hasta que obtenga —¡y crea realmente!— una filosofía racional eficaz. Así:
Ib (creencia irracional): «¡Es horrible ser presa del pánico!».
D (cuestionamiento): «¿Dónde está la evidencia de que sea horrible?».
E (filosofía racional eficaz): «¡En ningún sitio excepto en mi estúpido pensamiento! Sólo es un gran inconveniente, pero siempre puedo soportarlo —y esforzarme para librarme del pánico que me da mi pánico».
Ib: «¡No tengo que dejarme llevar por el pánico!».
D: «¿Dónde está escrita esta ley del universo?».
E: «En ningún sitio. ¡Sólo en las cabezas de los seres humanos con pensamientos disfuncionales como el mío! Si hubiera una ley del universo que dijera que no tengo que dejarme llevar por el pánico, probablemente no lo haría. Obviamente esta ley en realidad dice que puedo estar extremadamente ansioso —¡si me permito a mí mismo estarlo!».
Ib: «Si me dejo llevar por el pánico, ¡acabaré en el manicomio y eso sería realmente terrible!».
D: «¿Es esto cierto?».
E: «¡Tonterías! Yo y billones de otras personas se han dejado llevar por el pánico antes y de alguna manera se las han arreglado para seguir fuera del psiquiátrico. Las sensaciones de pánico son dolorosas, pero raramente producen colapsos nerviosos. Si no, ¡todos los seres humanos estaríamos ingresados! E incluso si pasara lo peor de lo peor —lo cual es muy improbable— y me hospitalizaran durante un tiempo, eso sería muy desagradable. Pero aún podría sobrevivir, calmarme, y llevar una vida feliz. ¡Si creo que puedo hacerlo!».
Si usted debate (D) las creencias irracionales (Ibs) que provocan como consecuencia emocional (C) la ansiedad por su ansiedad, podrá seguir pensando y planificando cómo librarse de ellas y verá que raramente vuelve a tenerlas. Sus conclusiones finales tenderán a ser:
- «En ningún momento el hecho de ponerme ansioso y sentirme ansioso por mi ansiedad me convierte en una persona incompetente o despreciable. No soy más que una persona que tiene algunos pensamientos despreciables, que puedo cambiar.»
- «No importa qué inconvenientes y dificultades me ponga a mí mismo con mis sentimientos de estrés y pánico, sólo son eso: inconvenientes. ¡No catástrofes ni cosas horribles! ¡No son insoportables! ¡Sólo son un fastidio!»
Una vez que vaya llegando a estas conclusiones, puede volver a sus sensaciones de pánico originales (como el terror que le produce el hecho de que alguien le rechace), descubrir las creencias irracionales con las que está generando su pánico (por ejemplo: «¡No puedo ser feliz si estoy solo!»); y cuestionar estas Tbs y eliminar su ansiedad original.
El insight nº 6 de la TREC, como puede ver, indica que usted crea fácilmente problemas emocionales primarios y problemas secundarios respecto a los originales. Le anima a abandonar, en primer lugar, su neurosis secundaria, y a deshacer después la primaria.
El insight nº 6 también le enseña cómo puede crear trastornos de un tercer nivel y cómo trabajar contra ellos. A Gerald, por ejemplo, le provocaba ansiedad en primer lugar hacer bien el trabajo (problema primario). Entonces se hizo adicto al alcohol para calmar su ansiedad temporalmente (problema secundario). Finalmente empezó a condenarse severamente por beber (problema de tercer nivel). Al culparse a sí mismo en este tercer nivel se perturbaba tanto que rendía menos en el trabajo y (para calmar su ansiedad) bebía mucho más.
Si presta atención al insight nº 6, podrá eliminar sus problemas emocionales de segundo y tercer nivel, pudiendo volver a trabajar después con sus trastornos primarios, dedicándose plenamente a ayudarse a sí mismo.
Aquí hay algunos seguimientos de los clientes mencionados anteriormente en este capítulo:
George revisó su creencia irracional: «Nunca debo enfadarme con mi madre, aunque me desatendiera cuando era un niño y ahora exija que cuide de ella a su avanzada edad. ¡Qué canalla soy!». En primer lugar se aceptó a sí mismo con su enfado; después, libre de su odio hacia sí mismo, dejó de exigir que su madre abandonara sus exigencias, y dejó de enfadarse con ella (aunque su conducta siguió sin gustarle).
Cynthia, después de volvérselo a pensar una y otra vez, fue capaz de repetirse muchas veces con fuerza a sí misma: «El hecho de seguir fumando es realmente una grave debilidad. Pero ¡maltratarme a mí misma por fumar sólo me hace ser más débil! Si el hecho de fumar me convierte en una inútil, ¿cómo puede alguien tan desastroso como yo hacer algo bueno como dejarlo? ¡Es imposible! Así que aunque siga fumando estúpidamente, ¡estoy decidida a dejar de darme la paliza!». Tan pronto como dejó de culparse a sí misma, Cyntilia encontró mucho más fácil quedarse en los cinco cigarrillos al día, en lugar de consumir los dos paquetes de costumbre.
Josef reconoció que su novia le estaba haciendo realmente difícil —aunque no imposible— ser asertivo. Pero demostrándose a sí mismo que tenía derecho, como ser humano, a estar equivocada, dejó de estar enfadado con ella, y después, a pesar de su miedo e incomodidad, fue capaz de obligarse a ser cada vez más asertivo, hasta que actuar de esta forma se convirtió en algo sencillo y natural.
Gerald, con la ayuda de uno de mis grupos regulares de terapia, trabajó en primer lugar con su problema de tercer nivel —la culpabilidad que sentía por ser alcohólico— demostrándose a sí mismo que el hecho de beber era estúpido pero que él no era una persona estúpida o incorregible. Después se enfrentó a su síntoma secundario (la baja tolerancia a la frustración) que estaba asociado a esta creencia irracional: «¡No puedo soportar estar ansioso, así que tengo que aliviarme inmediatamente bebiendo!». Finalmente, volvió a su síntoma primario, la ansiedad que le provocaba su exigencia de tener que ser bueno en su trabajo, y fue capaz de dejar de estar excesivamente preocupado para estar sólo preocupado por su desempeño en el trabajo, y volverse mucho menos ansioso. Mejoró en los tres niveles, y su hábito de beber y su trabajo también mejoraron considerablemente. Al reducirse su ansiedad y su baja tolerancia a la frustración, y al culparse menos a sí mismo, fue capaz de dejar de beber por completo y de llevar una vida mucho más productiva.