En aquellos revueltos tiempos de guerras, Lisette sabía que podía hacer muy poco para resistirse a su señor normando, pero estaba empeñada en intentarlo. Por el bien de sus hermanas se estaba viendo forzada a contraer matrimonio con él. Sin embargo, su delicada belleza escondía un carácter fuerte, y su negativa a sucumbir le ganó el respeto de Alain de Raverre. El valiente caballero normando tendría que luchar para ganarse el corazón de Lisette…<

Tirada en el suelo de una mansión inglesa, golpeada y desvalida, Rorik halló a una dama de exquisita belleza, y no fue capaz de dejarla allí a merced de su violento marido, o para que la encontraran la banda de vikingos invasores que se acercaba. Así que decidió llevársela en su barco. ¿Pero cuáles eran las intenciones de Rorik, salvarla o quedársela? Yvaine desconfiaba de su guerrero salvador. Aunque le curaba las heridas y la protegía de sus hombres, lo cierto era que la tenía cautiva, y no tardaría en darse cuenta de cuál era el pago que Rorik buscaba como recompensa por sus cuidados…<

Una serie de historias aparentemente inconexas que adquieren por arte de birlibirloque literario una perfecta e iluminadora unidad. ¿El hilo conductor? La oposición Inglaterra-Francia, la fascinación de la isla por el continente, Francia como el Otro absoluto de Inglaterra, tan cercano y tan lejano.<

Diez años atrás, Barnes revolucionó la forma de narrar un triángulo amoroso con la publicación de la novela coral Hablando del asunto. Allí, sin otro recurso que el de la recitación de fidelidades e infidelidades, dos hombres y una mujer intentaban explicarnos y explicarse a ellos mismos ciertas emociones peligrosas y la delgada línea que separa la pasión de la amistad. Una década más tarde, Stuart ya no es el cornudo desconcertado, Oliver ha dejado de ser la joven promesa artística con ganas de dinamitar parejas y Gillian sigue pensando si habrá hecho lo correcto a la hora de hacer lo incorrecto. Así es: continúan hablando del mismo asunto pero ahora tal vez mucho más preocupados por la permanencia del etcétera que por la fugacidad del amor. Comedia de costumbres tan tierna como feroz, Amor, etcétera es una historia que reconcilia en un mismo libro la pérfida elegancia de Jane Austen con la potencia neurótica de Woody Allen. O viceversa.<

Tras quince años de implacable matrimonio con Bárbara, Graham Hendrick, un historiador y profesor universitario, conoce a Ann, se enamora y, después de unos meses de relaciones clandestinas, abandona esposa, hija, coche e hipoteca, y se marcha a vivir con la mujer que le ha hecho recuperar el placer de vivir. Graham se divorciará de la furiosa Bárbara, se casará con Ann, y serán felices para siempre y comerán perdices… Hasta el día aciago en que sorprende a su nueva esposa cometiendo adulterio en la pantalla. Pues Ann no ha nacido, como desearía Graham y desean todos los enamorados, en el instante preciso en que se conocieron. La joven tiene un pasado en el que ha sido actriz, y ha interpretado pequeños papeles en numerosas películas. Y Graham se dedicará a rastrearlas minuciosamente, y a verlas compulsivamente, pues como historiador que es, sabe que el pasado, y sus testimonios, importan. Aunque él, más que en una «investigación histórica», se ha embarcado en un delirio de celos retrospectivos propios de la más desesperada y divertida historia de amour fou.<

Un despliegue de gran audacia técnica y elegante virtuosismo, al servicio de una amenísima trama en la que se alterna la ficción con hechos reales muy imaginativamente ordenados. Un libro que ha tenido un extraordinario éxito, tanto de crítica como de ventas, y ha recibido numerosos galardones. Esta novela no trata sólo del loro que aparecía en Un coeur simple, sino también de ferrocarriles y de osos; de Francia y de Inglaterra; de la vida y del arte; del sexo y de la muerte; de George Sand y de Louise Colet; de los (odiados) estudiosos de la obra de Flaubert y de las virtudes del lector «aficionado». Y todo ello de la pluma de un enigmático narrador, el doctor Braithwaite, apasionado por Flaubert, cuya vida y secretos nos son progresivamente desvelados.<

Julian Barnes, aficionado tardío a los fogones, cuenta en esta exquisita obra sus divertidas experiencias y aventuras entre sartenes y cazuelas. Quien haya cocinado alguna vez sabe que entre la receta que aparece en un libro de cocina y el plato que uno ha preparado se puede abrir un abismo: lo primero con que se topa el cocinero aficionado son, sobre todo, las dudas. ¿Cuán grande es una cebolla mediana? ¿Qué significa fuego medio? ¿Cuánto cabe en una pizca? Todo aquel para quien la cocina sea un hobby revivirá con este libro sus esforzados intentos, maldecirá los libros de cocina y sus ilustraciones a todo color, probará salsas y contemplará desolado un suflé despachurrado. Y repetirá agradecido la resignada consigna: esto no es un restaurante. Guarnecida con apetitosas ilustraciones, El perfeccionista en la cocina es una lectura desopilante que ninguno de los admiradores de Julian Barnes querrá perderse. Todo un placer.<

Un ex país socialista va a someter a juicio público a su antiguo presidente y todopoderoso líder Stoya Petkanov, y en su figura se va a juzgar a todos aquellos a quienes ya es imposible sentar en un banquillo y condenar. Peter Solinsky, un joven abogado hijo de un revolucionario de la primera hora, compañero de Petkanov y víctima después de las purgas, es el fiscal asignado al juicio. Cada uno de los contendientes jugará sus cartas en este juicio que pondrá en evidencia el vertiginoso vacío que dejan las utopías fracasadas en las sociedades que las engendraron.<

El 26 de enero de 1936 el todopoderoso Iósif Stalin asiste a una representación de Lady Macbeth de Mtsensk de Dmitri Shostakóvich en el Bolshoi de Moscú. Lo hace desde el palco reservado al gobierno y oculto tras una cortinilla. El compositor sabe que está allí y se muestra intranquilo. Dos días después aparece en Pravda un demoledor editorial que lo acusa de desviacionista y decadente. Un editorial aprobado o acaso escrito de su puño y letra por el propio Stalin.Son los años del Gran Terror, y el músico sabe que una acusación como ésa puede significar la deportación a Siberia o directamente la muerte. Pero Shostakóvich sobrevive, compondrá música heroica y patriótica durante la Segunda Guerra Mundial y el régimen comunista lo enviará como uno de sus representantes al Congreso Cultural y Científico por la Paz Mundial en Nueva York, donde repetirá, sin salirse jamás del guión, aquello que le dictan los comisarios políticos.La historia de Shostakóvich y Stalin es un ejemplo particularmente desolador de las relaciones entre el arte y el poder. Uno de los más grandes compositores del siglo XX adaptó su arte a la estética oficial, abjuró de amigos y maestros, se postró ante el dictador para sobrevivir en un periodo en el que sus conocidos caían como moscas. Él salvó el pellejo y, ya muerto Stalin, acabó consagrado como uno de los grandes creadores soviéticos, pero por el camino dejó una parte de su alma, de su dignidad y de su ambición artística.En esta breve novela, tan hermosa como terrible, Julian Barnes reconstruye la vida del músico –los recuerdos de su infancia y su convulsa vida íntima, las relaciones con sus esposas, sus amantes y su hija–, pero sobre todo aborda las dolorosas decisiones que tuvo que tomar en unos momentos históricos sombríos, e indaga en el miedo y la culpa, en la dificultad de comportarse con honestidad en tiempos de barbarie, y en la difícil supervivencia del arte en esos años aciagos.<

Durante el último curso en el instituto, el inseparable triunvirato formado por Tony, Alex y Colin acoge a Adrian Finn, el chico nuevo, el cuarto mosquetero que se adapta sin problemas a sus interminables discusiones sobre el presente que les ha tocado vivir, sobre qué les depara el incierto futuro y otras disquisiciones sobre historia, filosofía y cualquier materia que les salga al paso. En realidad, el recién llegado destaca inmediatamente como el más inteligente y brillante de los alumnos, poseedor de una mente privilegiada y un espíritu radicalmente racional, que son admirados incluso por sus propios profesores, y cuyo destino natural es la Universidad de Cambridge. Pero las promesas de amistad eterna que los cuatro amigos se profesan en el momento de la separación se van al traste cuando Adrian empieza a salir con una chica con la que Tony mantuvo una relación condenada al fracaso, y éste reacciona enviándole una despechada e hiriente carta en la que condena al traidor al olvido, una sentencia que adquiere un tinte trágico cuando, no mucho tiempo después, Adrian pone fin a su vida. Cuarenta años más tarde, la recepción de una inesperada carta revive en Tony los recuerdos de aquella amistad y decide buscar a Verónica, la causante de la vieja ruptura, y el único testimonio fiable que puede arrojar cierta luz sobre lo que sucedió realmente en aquellos días de juventud.<

Stuart y Gillian se conocen en una reunión organizada en un hotel por una agencia matrimonial que organiza cócteles para solteros de buena posición que, por diversas circunstancias, tienen una escasa vida social. Stuart es un cuadro medio de un banco, un buen chico, sensible aunque algo soso, y Gillian una restauradora de cuadros encantadora. Se casarán, pero entra en escena Oliver, el mejor amigo de Stuart, bohemio y presunto dandy, que se las da de conocer mundo aunque no ha pasado de Marbella, quien se enamora perdidamente de Gillian. Y Barnes obsequia a los lectores con su moderna versión del triángulo eterno. Pero, claro está, todas las historias son antiguas y del genio de un escritor depende la novedad de la versión. Y Julian Barnes, con su fascinante versatilidad, nos ofrece en los monólogos de los tres vértices del triángulo y de algunos actores secundarios, pero no menores, una versión irónica, despiadada y compasiva a un tiempo, resplandeciente y con tantas facetas como un diamante, de los usos y costumbres sociales, sexuales, verbales y amorosos de nuestros contemporáneos.<

Sir Jack Pitman, un magnate de aquellos que sólo la vieja Albión puede producir, emprende la construcción de la que será su obra magna. Convencido de que en la actualidad Inglaterra no es más que una cáscara vacía de sí misma, apta sólo para turistas, él creará una «Inglaterra Inglaterra» mucho más concentrada, que de manera más eficaz contenga todos los lugares, todos los mitos, todas las esencias e incluso todos los tópicos de lo inglés, y por consiguiente será mucho más rentable. Pero en un giro inesperado, el país de mentirijillas se vuelve tanto o más verdadero que el país de verdad…<

En algún momento, todos, de repente, lo sabemos. Nos desvela en la mitad de la noche, nos enfurece, nos desespera. Podemos resignarnos, o empezar a correr contra el tiempo. Pero, y ya para siempre, tenemos la certeza de que somos mortales.En estos cuentos de la mediana edad, los protagonistas han envejecido, y ya no pueden ignorar que sus vidas tendrán un final. Como el músico de «El silencio», aunque él habla antes de la vida y, después, de su último y final movimiento. En «Una breve historia de la peluquería», toda una vida se mide en los cortes de pelo del protagonista. «La de cosas que sabes» cuenta los secretos de dos mujeres que fueron jóvenes en los años sesenta y que saben demasiadas cosas la una de la otra, cosas que nunca podrían ser dichas en los encuentros que tienen cada mes. En «Higiene», un militar retirado que vive en provincias con su mujer, va todos los años a Londres, a su reunión anual con sus compañeros de promoción. Y desde hace veinte años, en cada uno de estos viajes se encuentra con Babs, una prostituta que es como su esposa paralela. El melómano de «Vigilancia» lleva a cabo una implacable campaña de acoso contra los que tosen en los conciertos, una campaña que tal vez no tenga que ver con el placer de la música, sino con las manías de la vejez. En «Corteza», Jean Étienne Delacour, un burgués de sesenta años del siglo XIX, empedernido jugador, apuesta a un seguro de vida que sólo será rentable si consigue sobrevivir a todos sus contemporáneos…<

Dos disparatados adolescentes, Christopher y su amigo Toni, se dedican a observar, con agudo ojo cínico, los diversos grados de chifladura o imbecilidad de la gente que les rodea: aburridos padres y fastidiosos hermanos; futbolistas de tercera y visitantes de la National Gallery; futuros oficinistas y bancarios empedernidos; y, sobre todo, esa fauna que viaja cada día en la Metropolitan Line del metro de Londres.Es la comedia del despertar sexual de la generación inglesa de los sesenta.La primera novela del autor (1980) merece la lectura, y no solamente por interés de documentarse.<

Un piloto de la Segunda Guerra Mundial ve salir el sol mientras vuela sobre el Canal de la Mancha; desciende luego tres mil metros y, para su sorpresa, contempla luego una nueva salida del sol. Esta imagen, brillantemente descrita, constituye el punto de partida de la primera novela publicada por Julián Barnes después de la sorpresa y el éxito mundiales de El loro de Flaubert. En esta ocasión, Barnes adopta un tono más narrativo y toma el punto de vista de una mujer para, a través de la historia de su vida, provocar en el lector una reflexión ética acerca del heroísmo, el suicidio, la muerte.En la vida de la protagonista no abundan los acontecimientos notables. Es más, Jean Serjeant es un flaubertiano coeur simple, pero su propia simpleza, por su terca curiosidad y su extraña inocencia, la convierten en un ser extraordinario. De modo que la trama de su vida no la formarán su desolado matrimonio, su decisión de abandonar al torpe esposo, su vida solitaria y prolongada hasta el 2021, sino toda una serie de preguntas que la cercarán de modo obsesivo. Algunas serán triviales (¿cómo fumar todo un pitillo sin que se caiga la ceniza?), y otras sublimes (¿es absoluta la muerte? ¿es absurda la religión? ¿es permisible el suicidio?), y no siempre encontrará respuestas satisfactorias, de modo que acabará preguntándose por la legitimidad de esas preguntas.«Julián Barnes es uno de nuestros escritores más inteligentes». (Ian Hamilton, London Review of Books).«Mirando al sol consigue ser, a la vez, divertida y desolada…, compulsivamente legible». (Kate Kellaway, The Literary Review).«Julián Barnes, malabarista y taumaturgo. En Mirando al sol, una serie de interrogantes trascendentes sobre el valor, la certidumbre, la vejez, la muerte o la fe se revelan como insólita y divertida materia narrativa». (J. A. Masoliver Rodenas, La Vanguardia).«Una maravillosa epifanía literaria». (Carlos Fuentes).<

Las experiencias religiosas de la familia del autor eran, como mínimo, tenues. Su hermano filósofo, Jonathan Barnes, después de ir a un par de servicios religiosos recuerda haberse sentido como un «niño antropólogo entre antropófagos». Julian Barnes tampoco cree en Dios, pero dice que le echa de menos. Y así comienza esta irónica y divertida memoria familiar -con vívidos retratos de sus abuelos, sus padres, y su hermano filósofo, pero también de los escritores que le acompañan cada día-, una meditación sobre nuestra condición de mortales y una intensa celebración del arte y la literatura. «Barnes tiene una inteligencia vivaz, y una voz muy particular, que da a sus oscuras meditaciones una cierta ligereza, e incluso alegría» (Frank Kermode, The New York Review of Books); «Una obra maestra. Un paseo deslumbrante por los temas favoritos de Julian Barnes: la literatura, la música, Francia, pero también Dios, la religión y la muerte. Un libro admirablemente construido, maravillosamente escrito, y fabulosamente ilustrado por citas».<

«Juntas dos cosas que no se habían juntado antes. Y el mundo cambia. La gente quizá no lo advierta en el momento, pero no importa. El mundo ha cambiado, no obstante.» El libro arranca con esta reflexión y en efecto reúne tres historias aparentemente inconexas que acaban mostrando secretos y sutiles lazos. Niveles de vida habla de la aventura de vivir, de los retos imposibles, del amor que todo lo desborda y del dolor de la pérdida. Y lo hace entretejiendo tres piezas independientes. La primera nos habla de los pioneros de la conquista del cielo con los globos aerostáticos y de las iniciales tentativas de fotografías aéreas realizadas por Nadar, aspirando a ser el ojo de Dios. La segunda historia retoma a un personaje de la anterior, el coronel británico Fred Burnaby –bohemio, aventurero y viajero, que murió en Jartum–, del que se relata su pasión por la legendaria actriz Sarah Bernhardt. La tercera parte salta en el tiempo del siglo XIX al XX y de las historias ajenas a la propia: la muerte de su esposa. No es la primera vez que Julian Barnes experimenta con las formas literarias. En este caso la ruptura con la narrativa más tradicional está al servicio de una aventura literaria de gran calado: indagar, huyendo del sentimentalismo, en el dolor causado por la pérdida del ser amado, adentrarse con las armas de la gran literatura en el territorio de la aflicción. El resultado es un libro deslumbrante, que rompe las barreras de los géneros y consigue una hondura y una belleza iluminadoras.«Un libro de una inusual intimidad y honestidad sobre el amor y la aflicción. Leerlo es un privilegio. Haberlo escrito es extraordinario» (Ruth Scurr, The Times).«Un artefacto forjado con una destreza suprema y una desolada guía por los territorios de la pérdida» (John Carey, The Sunday Times).«Un libro de una ambición monumental. Un Taj Mahal hecho de papel en lugar de mármol blanco» (Peter Conrad, The Observer).<

En una población costera un agente inmobiliario divorciado inicia una relación con una camarera extranjera y acabará descubriendo un secreto doloroso; dos escritoras ya mayores comparten giras de conferencias, una larga amistad, tiranteces, celos, maldades y confidencias; un hombre regresa a la isla escocesa en la que pasó días felices con su fallecida esposa; en los albores de la historia de Estados Unidos un pintor de retratos se venga de un detestable cliente; un hombre queda fascinado por una mujer aquejada de una enfermedad de la piel que la obliga a llevar guantes; un hijo rememora la historia de amor de sus padres, que llega hasta el lecho de muerte… Y, junto a ellos, una pareja en crisis con la jardinería como campo de batalla; unos amantes cuyas tensiones tienen como telón de fondo los bellos paisajes que recorren en sus excursiones, y un grupo de amigos que en las noches londinenses hablan desordenadamente y con altas dosis de ingenio sobre lo divino y lo humano.Julian Barnes nos regala una nueva muestra de su depurado talento en esta espléndida colección de cuentos que indagan con sutileza, humor y perspicacia en las pasiones y debilidades humanas, a través de unos personajes inolvidables.Una sucesión de historias sobre esos instantes de felicidad o desolación que marcan nuestras vidas, un mosaico de emociones y relaciones humanas, una prodigiosa combinación de ingenio y frescura al servicio de historias cargadas de intensidad.<

La historia del mundo que nos cuenta Julian Barnes comienza en el arca de Noé y termina en el paraíso, y entretanto la cruzan navíos diversos, la balsa de la Medusa, que inspira la célebre pintura de Géricault; el Saint Louis, un barco de condenados que tras zarpar rumbo a la Habana con 937 judíos alemanes expulsados de cárceles y campos de concentración, recorrió medio mundo sin que ningún país aceptara su cargamento, por lo que tuvo que poner rumbo a Alemania; la frágil barca en la que se hace a la mar una australiana deseperada y quizá loca, convencida de que el mundo ha sido arrasado por la guerra atómica; y hasta la nave espacial de una astronauta que encuentra a Dios en los espacios, nunca mejor dicho que cada uno tiene el Dios que se merece y acaba «redescubriendo» el arca de Noé en el monte Ararat, en uno de los irónicos equívocos con que Barnes obsequia a sus lectores.<

En la Cúpula, Perdiz ha ocupado el puesto de su padre como líder de los Puros. Su intención es destruirla desde adentro con el apoyo de la resistencia liderada por Glassings, su antiguo profesor. Sin embargo, desde su nueva posición en el poder, las cosas no se ven tan claras. Quizás su padre tenía razón. Tal vez el mundo necesita a la Cúpula para sobrevivir, y a Perdiz para gobernarlo.Afuera de la Cúpula, Pressia y Bradwell continúan buscando las pistas que les dejaron sus padres antes de las Detonaciones. Muy pronto podrán a ayudar a curar a los miserables, liberándolos de la opresión de la Cúpula y de sus monstruosas fusiones de una vez por todas. Sin embargo, su éxito depende también de Perdiz. ¿Podrán seguir confiando en su amigo y aliado? ¿O una nueva guerra está por comenzar?<

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