Fidel Prado Duque. Nació en Madrid el 14 de marzo de 1891 y falleció el 17 de agosto de 1970. Fue muy conocido también por su seudónimo F. P. Duke con el que firmó su colaboración en la colección Servicio Secreto. Autor de letras de cuplés, una de las cuales alcanzó enorme relevancia: El novio de la muerte, cantada por la célebre Lola Montes, impresionó tanta a los mandos militares que, una vez transformada su música y ritmo fue usada como himno de la legión. Fue periodista y tenía una columna en El Heraldo de Madrid titulada “Calendario de Talia”; biógrafo, guionista de historietas y escritor de novela popular, recaló como novelista a destajo en la 'novela de a duro'.<

¿Seduciendo a la maestra? Sabemos de buena tinta, queridos lectores, que durante la gran tormenta que asoló el pueblo, el guapo bribón de Collin Traub se quedó atrapado con nuestra querida profesora de infantil, Willa Christensen… a solas. En una cuadra. Toda la noche. Nadie sabe por qué, pero Willa antes apenas podía soportar tener delante a Collin. ¿Y ahora? Ay, no nos gustaría ser indiscretos, pero nuestras fuentes nos confirman que el sexy vaquero de Rust Creek está empeñado en echarle el lazo a la dulce maestra… para siempre.<

Marcus Gilbert había pasado una agradable tarde en el baile de la plaza en compañía de Sibyl, su novia. Marcus había estado ausente del poblado casi mes y medio, entregado a su movida misión de visitar clientes de la zona para surtirles de piensos para el ganado. La estación había sido muy reseca, los pastos de los ranchos y la hierba de los campos se habían agostado prematuramente y la necesidad imponía remediar la escasez manteniendo el ganado con piensos que, aunque más costosos que lo que el campo les brindaba generosamente, eran muy necesarios para no perder las reses o verlas convertidas en manojos de huesos con piel. En estas ocasiones de sequía, el trabajo para Marcus se hacía más intenso. El refrán de que «no hay mal que por bien no venga» le afectaba enormemente, los pedidos de piensos se hacían más importantes y el traficante se veía y se deseaba para encontrar el género que le solicitaban y poder servir a sus tradicionales clientes.<

Jordan McSwain era fiel, apasionado, irresistible… y había sido rechazado por Eve. Pero también se le esperaba en una reunión familiar, a la que había prometido asistir con una esposa del brazo. Lo menos que Eve Tanner y sus dos hijos pequeños podían hacer era desempeñar el papel de esposa e hijos suyos durante el fin de semana. Eve no se había atrevido a casarse con el avasallador Jordan. Y ahora se veía compartiendo el lecho con él y desgranando públicamente relatos románticos sobre su supuesta noche de bodas. La vida marital estaba empezando a resultarle muy apetecible… pero él no iba a perdonarle que lo hubiera plantado en el altar.<

Fidel Prado Duque. Nació en Madrid el 14 de marzo de 1891 y falleció el 17 de agosto de 1970. Fue muy conocido también por su seudónimo F. P. Duke con el que firmó su colaboración en la colección Servicio Secreto. Autor de letras de cuplés, una de las cuales alcanzó enorme relevancia: El novio de la muerte, cantada por la célebre Lola Montes, impresionó tanta a los mandos militares que, una vez transformada su música y ritmo fue usada como himno de la legión. Fue periodista y tenía una columna en El Heraldo de Madrid titulada “Calendario de Talia”; biógrafo, guionista de historietas y escritor de novela popular, recaló como novelista a destajo en la 'novela de a duro'.<

Alice quería todo lo que Noah podía darle, y no estaba dispuesta a conformarse con menos Alice Bravo-Calabretti debía aprender a comportarse como una auténtica princesa. Se acabaron las escapadas que terminaban apareciendo en la prensa. Sin embargo, el nuevo mozo de cuadra parecía que iba a convertirse en otro motivo de escándalo. Sus intensos ojos azules y su sensual sonrisa podían ser toda una tentación para una princesa. ¡Hasta que Alice descubrió que aquel mozo de cuadra era, en realidad, un magnate estadounidense que quería casarse con una princesa! Alice era todo lo que Noah Cordell había deseado en una esposa. Pero su principesca rompecorazones se negaba a darle el sí hasta que él renunciara a su secreto mejor guardado…<

Sí, de Montana a California, o de Washington a Texas algún gracioso con no mucho amor a su pellejo quería darse el gusto de ver temblar de miedo durante varios instantes a hombres de los llamados de pelo en pecho, por su valentía muchas veces probada, no tenía más que ponerse a su espalda y gritar de repente con voz de timbro duro: «¡Arriba las manos!». Este grito helaba la sangre en las venas de los más audaces y temerarios porque en cientos de millas cuadradas del Oeste se sabía su trágico y fulgurante resultado si salía de una sola boca: la de Polly Sears, a quien algunos conocían también por «El Rayo». Pero solamente pronunciada por él podía surtir este efecto, ya que en cualquier otra boca podía significar un asomo de amenaza muchas veces posible de despreciar y aún de contrarrestar, pero nunca si salía de labios de Sears. ¿Por qué? Porque la voz popular le había proclamado el hombre más veloz y seguro de todo el Oeste, con un «Colt» en la mano.<

Los separaban demasiadas cosas como para poder ser felices. El solo nombre de Reese Falconer hacía que el pulso de Cassie Alden se acelerara. De adolescente, había sido un niño mimado que había rechazado sus torpes insinuaciones; de adulto, era un rico empresario que siempre obtenía lo que se proponía, y ahora quería la cafetería de Cassie, con dueña incluida. Cuando Reese apareció de nuevo en su vida, Cassie adivinó inmediatamente su plan de conquistarla para apoderarse de su negocio. Por eso, se preparó para una guerra abierta utilizando su seductora belleza y una voluntad de acero. No sabía que las necesidades de una mujer podían marcar su destino y, el amor, determinarlo.<

Lo mismo para el bien que para el mal, el número 13 había sido decisivo en la vida y muerte de Bob Tait. Nacido un 13 de diciembre, en un rancho de Nuevo México, contaba 13 años cuando su padre pasó a mejor vida y quedó con su hermano Travis bajo la tutela de su tío Sam, el cual asumió la dirección del rancho y trató de que sus dos sobrinos se hiciesen hombres de provecho para, en su día, entregarles la hacienda paterna que debía continuar floreciendo bajo su custodia. Pero Bob era un carácter rebelde a toda disciplina. Desde el primer momento se declaró antagónico con su tío, no admitiendo la férrea disciplina que éste trató de imponerle y justamente el día que cumplía 13 años desapareció del rancho con un caballo, un revólver al cinto y un saco en el que había metido sus más imprescindibles prendas, algunas vituallas y 13 dólares que poseía por todo capital.<

¿Podría su pasión florecer y convertirse en una historia con final feliz? A la princesa Aurora Bravo-Calabretti, Rory, siempre le había gustado el ranchero Walker McKellan, pero él insistía en que siguieran siendo «sólo amigos». Ahora que ella iba a ser la dama de honor de su prima, Walker se había convertido en su guardaespaldas. Rory no podía resistirse a aquel vaquero de Colorado… ¡y lo que deseaba era avanzar hacia el altar para encontrarse con Walker! Cuando Walker estaba empezando a ver a Rory bajo una luz distinta, una repentina tormenta de nieve le dejó atrapado con su princesa… y la pasión se desató entre ellos.<

Corría el año 1887. La llamada ruta del Norte, o ruta de las Diligencias, funcionaba al máximo de su posible rendimiento en un difícil y peligroso recorrido de unos tres mil kilómetros para unir Archison, en la misma divisoria de Kansas, con Missori, con Sacramento, en el Estado de California en la orilla del Pacífico. El hecho de que al Oeste de la nación y, más concretamente al Noroeste, se estuviesen descubriendo excelentes yacimientos auríferos había provocado una fiebre de buscadores de oro en casi todo el continente y los prospectores recorrían millas y millas sin miedo a las distancias con el ansia de descubrir por su cuenta algún rico filón que de la noche a la mañana les transformase de indigentes en millonarios. Las nuevas minas, algunas de gran importancia, exigían técnicos que pusiesen orden en las excavaciones y encauzasen la explotación máxime cuando algunos filones, en lugar de manifestarse a flor de tierra se clavaban en sus entrañas y se precisaban una técnica y una organización que se salía de la vulgar de clavar el pico, recoger la tierra a poca profundidad y lavarla para apartar su contenido en oro.<

Los Calabretti se casaban por deber, pero los Bravo-Calabretti lo hacían por amor. Rhia nunca había superado su ruptura con Marcus. Y, de repente, se lo encontró prácticamente pegado a ella. Un sueño hecho realidad… o una pesadilla. Ella era una Bravo-Calabretti y él un vulgar guardaespaldas que nunca pertenecería a su clase. Jamás podrían ser iguales. Pero una aciaga noche que debería haber culminado con la separación definitiva entre ambos, dio lugar a otra cosa: a un bebé. Marcus insistió desde el principio en que ningún hijo suyo se criaría sin un padre, aunque Rhia tenía sus propias condiciones…<

Un jinete a galope desbocado enfocó la senda que se internaba a modo de calle por el poblado de Minera, a no muchas millas de la divisoria de Méjico. El jinete, joven, cetrino, de ojos negros y brillantes, labios abultados, piel tostada y bigote negro recortado, acusaba en sus rasgos su origen mejicano. Si algo le faltaba para denunciar su raza bastaba echar un vistazo a su bolero de terciopelo negro con botones de plata, su pantalón acampanado por el remate de las perneras y sombrero de paja picudo y de ala grande y redonda, con los ribetes vueltos, para comprender que no llevaba en sus venas una sola gota, de sangre americana. Al enfocar la calzada emitió un alarido vibrante y modulado; su vibración alcanzó el poblado de punta a punta y en las chozas de moreno adobe, de un solo piso, que componían el poblado se produjo un revuelo terrible. Era la hora del mediodía, un mediodía caluroso, de sol abrasador; el cielo era de un azul índigo fulgurante y el astro rey abrasaba el polvo diluido de la calzada y quemaba el adobe, transpirando hacia el interior de las casas el calor asfixiante que reinaba fuera. Por ser la hora del mediodía los habitantes del poblado se hallaban sentados a la mesa dispuestos a devorar sus tortillas de fríjoles, los pedazos de torta morena y apurar la amarga tequila. Aquel grito del jinete que avanzaba fue como la campana de la iglesia tocando a rebato para anunciar un incendio.<

¿Acabaría Ethan sellando aquel negocio con un beso? Se decía en la ciudad que Ethan Traub iba a llevar su negocio petrolífero a Thunder Canyon y que lo acompañaría su secretaria Lizzie Landry. Sentar la cabeza no formaba parte de los planes de aquel acaudalado soltero. ¿Por qué entonces se oían cada vez más rumores de que estaba empezando a ver a Lizzie como a algo más que a su devota empleada? Lizzie podía estar secretamente enamorada de su atractivo jefe, pero sabía mejor que nadie que no era de los que se casaban. Además, ella tenía sus propios sueños: volver a Texas para abrir una panadería. Sin embargo, según parecía, el magnate del petróleo no iba a dejarla marchar tan fácilmente.<

Han quedado muy atrás los días febriles y belicosos en los que el valle de Sacramento, en California, fue escenario abracadabrante de escenas que a través del tiempo más parecen abortos de la fantasía de los novelistas que posibles realidades de la vida.El descubrimiento del oro volcó sobre la siempre florida California toda la gama de aventureros de medio mundo y las pasiones, los egoísmos, las ambiciones y el salvajismo de los varios y encontrados temperamentos, escribieron con sangre las más terribles páginas que una nación moderna puede conservar en su historia.Durante aquella odisea, la estampida del oro levantó en días, poblados y hasta ciudades, que parecían destinados a una vida próspera y larga y sin embargo, pasado poco tiempo, la misma furia que los levantó los abatió para siempre y en sus lugares de emplazamiento sólo quedaron el suelo agujereado como una extraña colmena y ahondando mucho, restos podridos de algunas construcciones que la devastación enterró en la tierra.<

Sería lo que ella le pidiese que fuera… padre y también esposo… Cuando Charlene Cooper tenía dieciocho años había acudido desesperada a Brand Bravo… y él no había tardado en huir. Diez años después, Charlene se vio obligada a recurrir de nuevo a él… esa vez con un bebé en brazos y una pregunta: «¿Eres el padre de esta niña?». A los veinte años, Brand había estado completamente seguro de que nunca sería el hombre que Charlene merecía. A los treinta sabía que aquella era la mujer de su vida y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para recuperarla. Ella lo necesitaba de nuevo y esa vez él no huiría…<

Estaba próximo el anochecer cuando un solitario viajero cansino, medio agotado y portando a su espalda un regular saco de viaje, se detenía en las márgenes del Muddy Cr., en el sudeste de Wyoming. Él viajero miró, con recelo, en torno, aguzó el oído escuchando por si captaba algún ruido para él sospechoso, y cuando pareció convencerse de que la soledad que reinaba en aquel poco frecuentado paraje era tranquilizadora, dejó caer el pesado saco sobre la hierba y arrimándose al cauce del pequeño río, cuyas aguas bajaban tranquilas y transparentes, se tumbó todo lo largo que era y con fruición zambulló su rostro y su cráneo en el agua, al tiempo que bebía a ruidosos sorbos. La sed que le dominaba era casi tan agobiadora cómo el cansancio, y confiaba en poder reponerse de ambas necesidades cuando encontrase un lugar algo escondido donde no se quedara dormido al descubierto.<

Ocurrió el día de San Valentin. Un día era una correcta ejecutiva y, al siguiente, Celia Tuttle se enamoraba locamente de su jefe, el magnate Aaron Bravo, un soltero empedernido. Ella sabía que jamás se casarían, pero ¿qué podía hacer? Lo primero que debía hacer era jugar limpio, así que presentaría su dimisión y después cambiaría de aspecto y de vida para conseguir superar su estúpido enamoramiento. Sin embargo, Aaron no se resignaba a dejarla marchar, e incluso había empezado a mirarla de manera diferente, una manera muy seductora… ¿Le ofrecería uno de sus famosos regalos de despedida o un amor de por vida?<

La diligencia que hacía el recorrido de Sur a Norte, para morir en los pueblos solitarios faltos de comunicación en la parte del Llano Estacado, había detenido sus sudorosos caballos ante el puesto de recambio en la plaza principal de Albuquerque. Vehículo fuerte, pero pesadísimo, de recios costillares, alta baca y ruedas enllantadas en hierro, era capaz de resistir las más duras jornadas, aunque sus ocupantes más sensibles llegasen con los huesos molidos a sus puntos de destino. El vehículo se detuvo entre un estrépito de campanillas, piafar de caballos sudorosos y maldiciones del barbudo mayoral, que, en cuanto a frases pintorescas, agresivas y malsonantes, era una verdadera enciclopedia del Oeste.<

¿Cómo podría amar a la mujer que lo había engañado durante años? Los rumores afirmaban que el hijo de Lori Lee Billingworth era el resultado de una aventura de una noche. Poco sospechaba el abogado Tucker Bravo que él era el padre. Igual que no imaginaba que Lori Lee y su hermana gemela se habían hecho pasar la una por la otra la noche del baile de graduación y nadie… excepto Lori sabía que había pasado una noche increíble con el chico del que llevaba toda la vida enamorada. Tucker sentía algo por la hermana de su novia de la adolescencia y adoraba a su hijito. Pero en cuanto descubrió la verdad, se sintió bloqueado. Sentía rencor por la mujer que lo había engañado y un amor completamente sincero por el niño inocente que había resultado de aquel engaño. Pero no podía amar a su madre porque eso sería inconcebible… ¿o no?<

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