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Fidel Prado

El final del sendero

Victory Hacker acariciaba con mano temblona el sudoroso flanco de su yegua, nerviosa aún a causa de la fantástica carrera que acababa de sufrir, y al mismo tiempo miraba de reojo a aquel solitario forastero, que tan oportunamente había puesto el Destino a su paso para librarla de una muerte cierta. La yegua, asustada por un lobo que les había salido al paso entre los árboles, se lanzó a una desenfrenada carrera que su mano fina no pudo detener, y yegua y jinete devoraron varias millas en un galope de vértigo sin rumbo fijo, pero que de modo inexorable les llevaba hacia una de las innumerables y profundas simas del Monte San Juan.<

Christine Rimmer

Romance con el jefe

Aquella mujer representaba todo un desafío. Cuando Zoe Bravo acudió a una entrevista para conseguir un trabajo como secretaria, lo último que esperaba era que su atractivo y futuro jefe, Dax Girard, le dijera que no estaba dispuesto a acostarse con ella. Seguramente tuviera siempre una legión de admiradoras a su alrededor, pero Zoe no iba a ser una de ellas. Tras los primeros días de trabajo, se dio cuenta de que también sus compañeros esperaban que tuviera un lío con el jefe. Algo que Zoe atajó inventándose un prometido. A Dax le costaba aceptar que su bella secretaria no sucumbiera a sus muchos encantos. Y, cuanto más intentaba ignorar la atracción que sentía por ella, más deseaba tenerla para siempre en su vida.<

Christine Rimmer

Se necesita esposa

Aquello podía suponer el principio de una nueva vida. ¿Qué otro desastre le faltaba por sufrir a Natalie Fortune? Había tenido que posponer las vacaciones que tanto necesitaba. Y allí estaba, con una pierna rota… y un vecino irresistible. Eric Tonada le había hecho una proposición que no podía rechazar, pero no sabía si permitir que aquel guapo soltero y su hijo entraran en su vida sería otro gran error o el comienzo de la nueva vida que tanto tiempo llevaba esperando.<

Fidel Prado

El gran rodeo

El tren de la divisoria llegaría con cuatro horas de retraso, que más bien podrían ser cinco, según les comunicó el jefe de estación del poblado de Republic con perfecta indiferencia, como si la llegada de los convoyes con semejante retraso fuese algo tan normal que no mereciese la pena asombrarse por ello. Dennis Litvak y su hija Ana no se mostraron tan conformes con la noticia como el jefe de estación. Resultaba una incomodidad y un fastidio perder en el poblado cuatro o cinco horas, cuando, sobre todo Dennis, tantas cosas tenía que hacer en muy poco tiempo. Dennis era un ranchero de la enorme cuenca del Omak en el Estado de Wáshington, a muy pocas horas de la frontera de la Columbia inglesa, en el Canadá. La época era precisamente la señalada hacía algunos meses para el gran rodeo que se celebraba anualmente en la cuenca y sus rebaños llevaban varios días moviéndose perezosamente por el terreno en busca del sitio que se le había asignado para la concentración. Pero este acontecimiento, el más grandioso e importante que podía producirse al año en la cuenca, había coincidido con el anuncio de la llegada a Republic de Christian Rock, novio de su hija Ana. Un muchacho muy activo e inteligente, ingeniero destacado que había sido contratado en el Estado fronterizo para tomar parte en el tendido de la línea Gran Trunk Pacific, del Canadá.<

Fidel Prado

El hatajo perdido

Prefería luchar a través de la justicia. Fidel Prado Duque. Nació en Madrid el 14 de marzo de 1891 y falleció el 17 de agosto de 1970. Fue muy conocido también por su seudónimo F. P. Duke con el que firmó su colaboración en la colección Servicio Secreto. Autor de letras de cuplés, una de las cuales alcanzó enorme relevancia: El novio de la muerte, cantada por la célebre Lola Montes, impresionó tanta a los mandos militares que, una vez transformada su música y ritmo fue usada como himno de la legión. Fue periodista y tenía una columna en El Heraldo de Madrid titulada “Calendario de Talia”; biógrafo, guionista de historietas y escritor de novela popular, recaló como novelista a destajo en la 'novela de a duro'.<

Christine Rimmer

Seductora por un día

¡Totalmente sola… en su luna de miel! Cuando Lorna Smith se encontró en esa dificultad, supo que era tiempo de realizar un cambio. Así que alivió su depresión por ser abandonada en el altar y la práctica dueña de una librería soltó su cabello, arrojó sus zapatos de tacón… y una nueva y algo atrevida Lorna estaba lista para salir al mundo… Y eso incluía a Adam Gantry. El tenso abogado pensó que Lorna era una sensual sirena, y cuando él la tomó en sus brazos ella casi lo creyó. Por una vez en su sobria vida, Lorna estaba jugando a la seductora, pero… ¿qué pasaría cuando Adam se enfrentara con la pura verdad?<

Christine Rimmer

Su gran amor

No podía decirse que hubiera tenido nunca el don de la oportunidad… Y el hecho de que Bowie Bravo entrara por la puerta, al cabo de casi siete años, justo cuando Glory Rossi estaba poniéndose de parto del bebé de otro hombre, sin duda, lo demostraba. Porque la última vez que ella había visto a Bowie fue en el parto del hijo que tenía con él, un pequeño que nunca había conocido a su verdadero padre. Pero por lo que respectaba a Bowie, eso iba a cambiar. Bowie ahora era un respetable hombre de negocios y estaba más que preparado para ser padre; padre de los dos hijos de Glory. Además, estaba preparado para ser el esposo de la mujer sin la que no podía vivir…<

Fidel Prado

El hombre de San Francisco

El llamado pomposamente Hotel Imperial de San Francisco en aquella época en que el «rush» del oro se hallaba en pleno estallido, era un gran barracón de madera casi improvisado para no perder el tiempo y ponerlo en explotación. Si bien como comodidad dejaba mucho que desear, precisamente porque su dueño sólo se había preocupado de, que construido sobre la marcha para no perder un día en sacarle el jugo prometedor que la escasez de alojamiento brindaba, era no obstante el mejor de cuantos se abrían de la noche a la mañana, con objeto de acoger de algún modo a los muchos mineros y aventureros o arriesgados hombres de negocios que acudían al improvisado Eldorado en busca de fortuna. Poseía dos pisos sobre la planta baja y unas ochenta habitaciones repartidas entre ambos. Quizá por esto, siempre se hallaba concurridísimo y su clientela era la más escogida del afortunado poblado, si por clientela escogida se entendía los que poseían más dinero para pagar los precios astronómicos que regían en sus tarifas.<

Fidel Prado

El hombre que quiso morir

El tren procedente de Phoenix se detuvo con un agrio chirriar de frenos en la pequeña estación de Skull Valley, emplazada al oeste de Arizona. La luz del amanecer pugnaba por romper las tinieblas y en la estación parpadeaban las pocas luces que servían de iluminación al andén. Dos empleados perezosos, con los cuellos de las chaquetas subidos, pues el cierzo de la madrugada era cortante y molesto, paseaban a lo largo del concreto, bostezando aparatosamente. La intempestiva llegada del tren a aquel lugar les obligaba a permanecer en pie a horas tan molestas y no podían ocultar su disgusto. La parada era breve. Tres minutos solamente, más que suficiente para el escaso movimiento de viajeros que tenía el poblado. Por esta causa, únicamente descendió de uno de los vagones un hombre joven, que al parecer sentía hondamente las inclemencias de la madrugada, pues calaba en su cabeza una gorra que se le hundía hasta las orejas y su cuello aparecía rodeado por una gruesa bufanda de lana.<

Christine Rimmer

Sueños e ilusiones

Ella le había devuelto la alegría de vivir. Tuvo dos caídas que estuvieron a punto de terminar con él. La primera vez, la vida de Donovan McRae corrió peligro al caerse por una montaña, y a pesar de haberlo tenido todo, en esos momentos sintió que ya no tenía nada que perder. Hasta que Abilene Bravo llegó a su vida, y Donovan descubrió que estaba equivocado. Porque a pesar de creer que había perdido el corazón varios años atrás, se dio cuenta de que lo estaba perdiendo otra vez… al enamorarse de aquella mujer que jamás aceptaba un no por respuesta.<

Fidel Prado

El manantial trágico

«Y antes de que nadie se diese cuenta de cuáles eran sus intenciones, levantó el rifle y al azar, tomando como punto de mira la parte de los arbustos, disparó por dos veces girando el arma para meter los proyectiles a través del espino y no los dos por un mismo lugar.Fue la suerte y no la seguridad la que hizo que alguno de los disparos encontrase en su trayectoria algo más que ramaje que tronchar, porque el eco de los disparos fue un fiero y agudo grito de dolor seguido de un coro de maldiciones y varios estampidos de contestación a la acción inesperada de Zachary. Éste se arrojó a tierra empujando al perro para que se tumbase a su lado y recargó el rifle con rapidez para contestar, mientras sus compañeros, imitándole, se habían aplastado sobre el terreno removido y sus armas contestaban a la réplica de los emboscados».<

Christine Rimmer

Un extraño en mi vida

Después de que su novio la dejase, Tessa Jones no estaba dispuesta a aguantar las tonterías de ningún hombre. ¿Pero cómo iba a negarse a ayudar al extraño que se había desmayado delante de su casa en medio de una ventisca? Un hombre que no sabía ni quién era ni cómo había llegado hasta las Sierras de California… Él no recordaba su nombre, sin embargo, le enternecía la mujer que le había salvado la vida. ¿Qué podía ofrecerle a Tessa si no tenía nada, salvo unos vagos recuerdos de un rancho en Texas?<

Fidel Prado

El matón de boquillas

Si se hubiese producido una pertinaz sequía que durase todo un año, si hubiese estallado una horrible tormenta acompañada de piedra, vertiendo del cielo la devastación durante dos días o hubiese estallado una horrible peste sin medios para combatirla, seguramente que ninguna de estas tremendas calamidades hubiese producido más estragos y sobresaltos en Boquillas, el pequeño poblado del sur de Texas, junto al río Tornillo, casi en la divisoria de Texas, que amenazaba con producir la llegada a él de Helen Brudna, hermana de Alice Brudna, la exmaestra del poblado, que acababa de cesar en su cargo de desasnar traviesas criaturas, para contraer matrimonio con Robert Joy, no mal acomodado granjero y dueño de dos importantes molinos instalados en la orilla del río. Al cesar Alice en sus funciones de maestra y pasar a regentar su hogar, lo hizo con alegría, pero sintiendo un grave disgusto por dejar abandonados de toda enseñanza a aquellos traviesos gorriones, a los que se había acostumbrado y los que le hacían mucha gracia, pese a sus travesuras y a la poca afición que sentían a verse encerrados media docena de horas al día, deletreando los alfabetos colgados de la pared de la pequeña escuela y aprendiendo una geografía complicada que ellos no creían necesitar para alcanzar nidos en los árboles y encontrar las márgenes del río sin necesidad de apelar a ninguna clase de mapas. Pero ella, con paciencia infinita y algunos caramelos repartidos con sabiduría, les había ido encauzando poco a poco, y si bien no acudían a clase por amor al estudio, lo hacían atraídos por las golosinas y porque Alice, con calma infinita y bondad sobrada, sabía granjearse su simpatía y sujetarles medianamente, consiguiendo lo que nadie en su puesto hubiese logrado.<

Christine Rimmer

Un hombre de ensueño

Se suponía que una señorita como Adora se casaría con una persona de vida respetable y, sin embargo, iba a dar el sí a Jed Ryder, un motorista que había tenido problemas con la ley en su juventud. Todo el mundo se preguntaba qué locura le había dado. Ella se justificaba a sí misma diciendo que se casaba con Jed Ryder para conseguir la custodia de su hermana. Insistía en que por el bien de la niña estaba a punto de renunciar a su respetable reputación. Pero, en realidad, eso no tenía nada que ver con el modo poco respetable en que se sentía cuando Jed la estrechaba entre sus brazos…<

Fidel Prado

El misterioso Fliot

Jane salió a la puerta de la cabaña y se desperezó, estirando hacia, arriba sus bonitos brazos. Se, había levantado un tanto soñolienta, debido a que aquella noche, por culpa de su hermano Chester, había dormido la mitad de lo normal. Apenas si hacía un cuarto de hora que había empezado el sol y ya, según costumbre, ella se disponía a sus pequeñas reservas de animales. Dar de comer conejos, cuidar la cabra y poner pienso al caballo. Esta era su labor preliminar día a día, sin que nada variase una costumbre que ya era algo mecánico en ella. Lo había hecho en vida de su madre y cuando ésta falleció, hacía poco más de un año, la costumbre se había convertido en obligación tajante, toda vez que había quedado a su cargo la cabaña y, cuando la necesidad lo requería, el cuidado de su hermano Chester, dos años más joven que ella.<

Christine Rimmer

Un marido para Suzanna

Ni en sus peores pesadillas Suzanna habría imaginado que la dejarían plantada en el altar. Tampoco que pasaría su noche de bodas con un atractivo e irresistible desconocido… Pero lo que sin duda habría jurado que nunca sucedería era que iba a quedarse embarazada… y no le iba a quedar otro remedio que aceptar la proposición de matrimonio de aquel arrogante vaquero.<

Fidel Prado

El misterioso Stokey

—¿Desea algo de mí, forastero? —Si como supongo es el sheriff, en efecto, deseaba algo de usted. —Bueno; yo soy el sheriff, aunque ahora no lo parezca. Y si la consulta puede hacerla desde ahí, no me molestaré en llevarle a la oficina. —Pues… si ello no le causase mucha molestia, preferiría que hablásemos allí. Siempre que esto no perjudique a sus hortalizas. —Creo que a ninguna. Acabo de darles un buen chapuzón; lo demás puede esperar. Pase y tome asiento. Al momento estoy con usted.<

Christine Rimmer

Un rostro en las sombras

¿Quién se olvidaría de aquel rostro lleno de cicatrices y se atrevería a amarlo? El príncipe Valbrand se había escondido durante años, aunque Dulcie Samples, con su apariencia de chica corriente, era motivo suficiente para hacerle salir a la luz. Pero Valbrand, que había quedado muy afectado por el intento de asesinato que lo había mantenido oculto, había jurado dedicar su vida a dar con los culpables de su situación. Además, Dulcie no se atrevería a amar a un hombre como él. Al menos eso pensaba Valbrand. Pero, a pesar del misterio que lo rodeaba, Dulcie sentía que el destino la llevaba inexorablemente hacia el hombre enmascarado…<

Fidel Prado

El paraíso infernal

Querían cobrar su deuda con plomo. Fidel Prado Duque. Nació en Madrid el 14 de marzo de 1891 y falleció el 17 de agosto de 1970. Fue muy conocido también por su seudónimo F. P. Duke con el que firmó su colaboración en la colección Servicio Secreto. Autor de letras de cuplés, una de las cuales alcanzó enorme relevancia: El novio de la muerte, cantada por la célebre Lola Montes, impresionó tanta a los mandos militares que, una vez transformada su música y ritmo fue usada como himno de la legión. Fue periodista y tenía una columna en El Heraldo de Madrid titulada “Calendario de Talia”; biógrafo, guionista de historietas y escritor de novela popular, recaló como novelista a destajo en la 'novela de a duro'.<

Christine Rimmer

Un soltero indomable

Lo único que Gabe Bravo quería era convencer a Mary Hofstetter de que le vendiera unas tierras, pero, en cuanto le hubo dicho que no, la joven viuda se puso de parto. Como buen miembro de la honorable familia Bravo, Gabe se quedó con ella incluso después de la llegada al mundo del bebé. Hacía mucho tiempo que Gabe había decidido permanecer soltero, pero cada vez sentía algo más profundo por Mary y no sabía qué hacer, abandonarla con su hija o hacer lo que siempre había jurado que no haría… ¡pasar por la vicaría!<

Fidel Prado

El paso del yermo

Fidel Prado Duque. Nació en Madrid el 14 de marzo de 1891 y falleció el 17 de agosto de 1970. Fue muy conocido también por su seudónimo F. P. Duke con el que firmó su colaboración en la colección Servicio Secreto. Autor de letras de cuplés, una de las cuales alcanzó enorme relevancia: El novio de la muerte, cantada por la célebre Lola Montes, impresionó tanta a los mandos militares que, una vez transformada su música y ritmo fue usada como himno de la legión. Fue periodista y tenía una columna en El Heraldo de Madrid titulada “Calendario de Talia”; biógrafo, guionista de historietas y escritor de novela popular, recaló como novelista a destajo en la 'novela de a duro'.<

Christine Rimmer

Una antigua pasión

Jenna Bravo iba a casarse con su atractivo, aunque aburrido, novio de la adolescencia, pero antes tenía que resolver un asunto pendiente: divorciarse de su primer marido, al que había abandonado porque era un adicto al trabajo que siempre había antepuesto sus ambiciones a su matrimonio. Pero Mack McGarrity, convertido en un irresistible millonario, le tenía reservada una sorpresa. Antes de divorciarse, Jenna debería pasar dos semanas a solas con él. Si transcurrido ese tiempo aún deseaba el divorcio, Mack se lo concedería.<

Fidel Prado

El precio de una vida

La cabaña de Reno Procter estaba situada en un lugar escondido en un pequeño, pero áspero monte que se corría de sur a norte, junto al curso del San Poil River, un afluente de Columbia, al norte del Estado de Washington, y en una zona donde las comunicaciones férreas no existían y las rodadas eran muy escasas.Era allí donde Reno había ido a esconder su persona un año atrás, después de una serie de aventuras extrañas, dramáticas y peligrosas, que habían cambiado el curso de su vida, al menos momentáneamente.Era allí y no en otro sitio, donde podía asentarse con relativa tranquilidad, pues su persona no era tan grata a la humanidad que hubiese muchos espacios civilizados donde él pudiese convivir con el resto de la humanidad sin verse expuesto a tener que rendir cuentas nada agradables a los hombres de la estrella al pecho.<

Christine Rimmer

Una boda sin noviazgo

Aquél no era el matrimonio tranquilo y sensato que ambos habían planeado… Quizá algunos pensaran que Angie Dellazola y Brett Bravo se habían casado muy deprisa, pero lo cierto era que se conocían de toda la vida. Además, ambos eran los únicos miembros cuerdos de sus respectivas familias, ¿qué mejor manera de seguir siéndolo que casarse? La base de su unión sería el respeto y los intereses comunes… nada de la pasión arrolladora y el amor ciego que parecía volver loco a todo el mundo. Pero entonces, sólo una semana después de la boda, Angie y Brett se dieron cuenta de algo increíble, estaban locamente enamorados el uno del otro…<

Fidel Prado

El rescoldo de una hoguera

La Guerra de Secesión había terminado. Tras tres interminables años de lucha entre un sentimentalismo humano y un egoísmo mal entendido, el Norte se había impuesto al Sur aplastándole en sus aspiraciones de eternos esclavistas. Los hombres generosos que entendían que la opresión del hombre contra el hombre, no tenía razón de ser, habían triunfado tras un derroche de sangre y de oro que costaría mucho tiempo y muchos sacrificios enjugar, pero se sentían contentos del triunfo, porque éste les recordaba la iniciación de su propia independencia. Ellos habían luchado muchos años antes por emanciparse de un yugo tiránico que entendían no tener razón de ser y quizá por este mismo recuerdo habían luchado altruistamente por la libertad de los negros dentro de su mismo territorio. Si ellos repudiaban una tiranía extranjera, era justo luchar contra una tiranía dentro de su propia estructura nacional. Pero este triunfo iba dejando después de la paz un sedimento de guerra difícil de resolver, sedimento que sólo el tiempo podía aquietar, pero no sin sangre.<

Christine Rimmer

Una visita inesperada

Quería casarse con ella porque creía que era su deber. Ella no quería porque lo amaba demasiado. Marcus Reid no habría sabido decir qué lo había llevado hasta la casa de Hayley Bravo, pero entonces ella abrió la puerta y sólo pudo mirar su abultado vientre. ¡Estaba embarazada! ¿Significaba eso que se había olvidado de él… o que entre ellos había algo y siempre lo habría? Abandonar a Marcus meses atrás había sido lo más difícil que había hecho Hayley en toda su vida. Y, aunque sabía que podía confiar en él y que haría todo lo que fuese necesario para cumplir con su obligación, Hayley lo quería todo: un hijo y un matrimonio lleno de amor…<

Fidel Prado

El secreto del muerto

La noche era fría y tormentosa. El cielo, cubierto de nubes plomizas desde hacía varios días, había reventado en cataratas de agua que caían sesgadas, batiendo la tierra y ahondándola furiosamente. Los campos acusaban la fiereza del temporal formando grandes lagunas y surcos amplios, que se deslizaban cenagosos, sin rumbo fijo, formando verdaderos lodazales y que ponían en peligro las cosechas. El río White, de ordinario bastante pacífico y pobre de caudal, arrastraba una corriente sucia y pesada que había desbordado sus cauces, extendiéndose por las praderas y sembrados; las sendas eran barrizales donde los caballos pateaban trabajosamente para avanzar y las ruedas de las carretas se hundían hasta los cubos, haciendo casi imposible el rodaje.<

Christine Rimmer

Unidos por el destino

Algún día, aquel medallón colgaría alrededor del cuello de la mujer que habría de convertirse en su esposa… Brit Thorson creía que había sido la suerte lo que había hecho que aquel medallón acabara en sus manos, pero cuando el príncipe Eric Greyfell le dijo que aquella joya debía ser para su futura esposa, Brit supo que era verdad. El hombre que tenía delante no sólo era una gran tentación… también era su destino. Eric sabía que Brit era la mujer con la que estaba predestinado a pasar toda la eternidad. Ahora sólo deseaba poner fin a sus interminables preguntas sobre la muerte de su hermano, el Príncipe Valbrand. Eric le había hecho una promesa al príncipe, aunque, algún día, sería a Brit a quien le haría la promesa más importante de su vida…<

Fidel Prado

El señor del valle

En el augusto silencio que reinaba en aquellos parajes donde se medio escondía entre tupidas jaras y setos diseminados en derredor de la cabaña de Carolina, ésta, que se encontraba en aquellos momentos repasando algunas prendas interiores pertenecientes a su hermano Algy, volvió la cabeza y prestó atención. Le había parecido captar el galope de un caballo que se acercaba por entre la cortina de arbustos y árboles que tapaban el paisaje. Por un momento pensó si sería Algy, pero denegó con un movimiento de cabeza. Él estaría en aquellos momentos trabajando en los extensos pastos de Hugh Claney, y el poderoso y soberbio dueño y señor de tantas hectáreas de terreno, de tantas reses y de tantas otras cosas difíciles de enumerar, no era hombre que permitiese a sus peones abandonar el trabajo en las horas de faena; tan rígido como egoísta, explotaba a la gente, sin misericordia, y el que no estaba dispuesto a dejarse explotar por él, ya podía emigrar de allí, pues, siendo el amo de cuanto les rodeaba, el que no producía para Hugh no encontraría trabajo, si no era alejándose bastantes millas de sus dominios.<

Christine Rimmer

Unión sin amor

La reservada y majestuosa Irina Lukovic era la perfecta ama de llaves. Hasta que se enteró de que iba a ser enviada de vuelta a su tierra destrozada por la guerra. Así que Caleb Bravo le propuso la solución ideal; una por la que podían seguir viviendo juntos… ¡El guapo soltero se le declaró! Irina no podía creer que el superficial magnate renunciara a su libertad por ella. Pero ahora que eran oficialmente marido y mujer, súbitamente anhelaba ser su esposa en todo el sentido de la palabra.<

Fidel Prado

El señor del Valle Hondo

Fidel Prado Duque. Nació en Madrid el 14 de marzo de 1891 y falleció el 17 de agosto de 1970. Fue muy conocido también por su seudónimo F. P. Duke con el que firmó su colaboración en la colección Servicio Secreto. Autor de letras de cuplés, una de las cuales alcanzó enorme relevancia: El novio de la muerte, cantada por la célebre Lola Montes, impresionó tanta a los mandos militares que, una vez transformada su música y ritmo fue usada como himno de la legión. Fue periodista y tenía una columna en El Heraldo de Madrid titulada “Calendario de Talia”; biógrafo, guionista de historietas y escritor de novela popular, recaló como novelista a destajo en la 'novela de a duro'.<

Duc De Rovigo

Mémoires du duc de Rovigo, pour servir à l'histoire de l'empereur Napoléon / Tome II

Fidel Prado

El último de la lista

Jack el Lobo, se vio ingratamente sorprendido cuando tras envidar alto una jugada en la que tenía en sus manos una escalera de color que le facilitaría una hermosa ganancia, oyó una voz a pocos pasos de él, que decía con acento frío y cortante: —Jack: cuando hayas recogido tus ganancias, levanta los brazos y entrégate. Te ha llegado la hora de rendir cuentas, como las han rendido casi todos tus compañeros de banda. El lobo era un hombre frisando ya en los cincuenta, de estatura media, fornido, de piernas estevadas debido a sus muchas horas diarias seguidas de cabalgar sobre la silla. Su rostro era cetrino, curtido por vientos, soles y tempestades, y por muchas noches durmiendo a la intemperie, en los riscos y en las cuevas de las más abruptas montañas. Sus ojos grises, poseían un mirar duro y agresivo, y sus labios eran gruesos y groseros. Presentaba algunas ligeras cicatrices, una en la frente y otra en una mejilla, y sus manos eran grandes, sarmentosas, pero de dedos como garfios.<

Duc De Rovigo

Mémoires du duc de Rovigo, pour servir à l'histoire de l'empereur Napoléon, Tome 3

Christine Rimmer

Viaje al paraíso

La fiesta en la que se celebraba la elección de la novia del pueblo estaba siendo un éxito hasta que la bibliotecaria Katie Fenton descubrió que la habían emparejado con un desconocido. Así fue como la mujer más bella del pueblo se encontró frente a frente con el guapísimo empresario Justin Caldwell. Después de la falsa boda, entre los «novios» se encendió la chispa de la pasión… que no hizo más que aumentar cuando se quedaron atrapados por la nieve. Pero los rumores decían que Justin sentía aversión por el magnate local Caleb Douglas, y Katie pertenecía al clan de los Douglas… ¿Tendría aquel sexy desconocido un plan oculto?<

Fidel Prado

El usurpador

Estaba empezando a anochecer. El cielo perdía el brillo azul del pleno día para adquirir un tinte grisáceo que se acentuaba por minutos en Oriente, mientras en la parte contraria, la rosa de fuego del sol se hundía en la comba de la tierra, entre cendales inflamados de fuego y el oro sangriento de sus rayos al quebrarse casi horizontalmente sobre las estribaciones de los montes Sabsaroka, encendía el roquedal allí donde la lujuria de la vegetación o los bosques trepadores no oponían su tupida masa de verdura, la nota ocre de los troncos o el abigarramiento de las ramas cuajadas de hojas al entrelazarse entre sí. Desmontado junto a su caballo, Karr Hewitt contemplaba como fascinado aquella gloriosa puesta de sol. Poco amigo de la naturaleza y más entregado a la dureza de su vida inquieta que a la mansedumbre de los paisajes solitarios, pocas veces se había detenido a contemplar los fenómenos naturales que le servían de marco. Para él, el paisaje sólo tenía dos finalidades definidas: las sendas, peor o mejor abiertas, para galopar lo posible y la sierra y los bosques para refugiarse y burlar cualquier persecución poco grata.<

Duc De Rovigo

Mémoires du duc de Rovigo, pour servir à l'histoire de l'empereur Napoléon, Tome 4

Fidel Prado

En la region de los cerros

Después de la puesta en marcha del Unión Pacific, Wyoming empezaba a adquirir una gran preponderancia colonizadora. Los un poco medrosos que no se aventuraron a seguir al ferrocarril para poner los cimientos de los nuevos poblados a caballo sobre la línea o próximos a ella, empezaban a lanzarse a las sendas para unirse a los más aventurados y así, las caravanas de colonos, ansiosos de afincar en los nuevos poblados al amparo de la concesión de tierras baratas que colonizar, aumentaban. Una mañana de principios de primavera una corta caravana compuesta de tres carretas seguía el curso del río Laramie buscando el corte en las montañas del mismo nombre para salir al vano limitado al oeste por el Platte River, habiendo dejado ya el brazo norte del mismo por donde había realizado el cruce.<

Duc De Rovigo

Mémoires du duc de Rovigo, pour servir à l'histoire de l'empereur Napoléon / Tome V

Fidel Prado

Encrucijada de pasiones

Fidel Prado Duque. Nació en Madrid el 14 de marzo de 1891 y falleció el 17 de agosto de 1970. Fue muy conocido también por su seudónimo F. P. Duke con el que firmó su colaboración en la colección Servicio Secreto. Autor de letras de cuplés, una de las cuales alcanzó enorme relevancia: El novio de la muerte, cantada por la célebre Lola Montes, impresionó tanta a los mandos militares que, una vez transformada su música y ritmo fue usada como himno de la legión. Fue periodista y tenía una columna en El Heraldo de Madrid titulada “Calendario de Talia”; biógrafo, guionista de historietas y escritor de novela popular, recaló como novelista a destajo en la 'novela de a duro'.<

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